Con las tablets ofreciendo competencia al material literario físico y figuras públicas luciendo la ignorancia, los libros comienzan a recobrar su valor.
Gracias a esto, entre otros factores, las bibliotecas han tenido un 40% de aumento en visitas desde los últimos diez años. Buenas noticias, claro, pues no hay pretexto para no valorar estos símbolos de cultura.
Lamentablemente, el apoyo económico de los gobiernos a librerías y bibliotecas se ha reducido en los últimos años, resultando en cierres de las mismas o recortes de su staff.
Esta situación es la misma que sufrió hace poco una biblioteca en Troy, Michigan, donde por falta de dinero el gobierno propuso un aumento de 0.7 por ciento en los impuestos para rescatarla. Pero un grupo conocido como el Tea Party alzó la voz en contra de esta medida, señalando el horror de más impuestos en lugar de la importancia de mantener viva la librería.
Con la preocupación de que se rechazara la propuesta de los impuestos, un grupo nuevo, Book Burning Party, surgió con la idea de jugar con la psicología inversa. En lugar de mostrarle a la población lo importante que es tener una biblioteca, el grupo decidió promover la quema de libros: “La biblioteca de Troy puede tener poco dinero, pero tiene muchos libros para quemar”.
Este grupo despertó la ira y conciencia de los habitantes y el día de la votación, se apareció un gran número de votantes a favor del alza de impuestos para rescatar su biblioteca, resultando en una gran victoria para la comunidad.
Resulta curioso, e incluso triste, como a veces es necesario que nos digan lo que no queremos escuchar para comprender los errores a los que nos podemos encaminar.
¿Algún día veremos una propuesta así en nuestro país?