En el boxeo existe una regla de oro que te salvará de derrotas, contusiones, ojos morados y narices rotas. 4 palabras forman la frase que no debes olvidar a la hora de enfrentar a un oponente arriba del cuadrilátero y que hasta en las peleas de barrio te tirará un enorme paro: “NUNCA BAJES LAS MANOS”.
Cualquier practicante del pugilismo profesional o alguien con sentido común, debe grabarse estas palabras para evitar ser noqueado y pasar un mal rato en compañía de los puños furiosos del rival. Alguien que desafió esta regla y que, afortunadamente para ella, se salió, casi, con la suya fue Christy Martin (no, no es pariente del vocalista de Coldplay).
Martin peleaba contra Mia St. John y en un punto de la pelea, decidió que sería buena idea bajar completamente las manos y comerse once golpes de su semejante, directos en el rostro, en señal de dureza y estupidez valentía.
Cuando decimos que “casi” se sale con la suya es porque, al final de todo, no salió noqueada pero sí terminó perdiendo la pelea. La cara de St. John al ser anunciada como ganadora, no tiene precio; aunque no entendemos por qué se emocionó tanto al enterarse que venció a Christy si le acababa de recetar una buena tunda.