Todo es risas y diversión a la hora de hablar de emprender, hasta que piensas en el SAT. Desde que empezamos a trabajar el pago de impuestos es uno de los mayores tabúes, y cuando se trata de ser tu propio jefe, el temor puede aumentar, pero no por ello las obligaciones fiscales deben quedar desatendidas.
La realidad es que tanto como trabajador de a pie como emprendedor, deberle al SAT puede generarte múltiples problemas, pero si tienes un negocio, el nivel de responsabilidad es mayor, y no todos la arman.
De acuerdo con The Failure Institute (que da seguimiento a los fails de los emprendedores), en México un 57% de las empresas no cuenta con registros contables, lo que habla de la necesidad de tocar este tema si vas a emprender sí o sí.
Aquí te la ponemos fácil, dándote una brevísima guía de lo que tienes que hacer, de la mano de dos contadores especialistas.
1. Primero lo primero: revisa si ya estás dado de alta en el SAT
Antes de darte de alta en el SAT, lo recomendable es verificar que nadie más lo haya hecho por ti.
“Es importante saber qué tiene Hacienda de ti, porque a veces ni te enteras que te dieron de alta”, dice Ana Sarez, de Sarez Contadores. “Verifica tu estatus, porque a lo mejor hasta tienes obligaciones pendientes”.
Aunque voluntariamente nunca te hayas dado de alta en el SAT, es probable que algún empleador lo haya hecho por ti, por ejemplo, pues al contratarte basta con que tengan tu número de seguridad social o RFC para hacerlo. Y si estás dado de alta en un régimen que no es el tuyo –cosa que veremos enseguida–, aguas: podrías tener deudas con el SAT de las que ni estabas enterado.
Para saber si estás dado de alta en el SAT, haz clic aquí. Sólo ten a la mano tu CURP o tu RFC.
2. ¿No estás dado de alta? ¡Elige el régimen correcto!
Si ya hiciste la consulta en el SAT y no estás dado de alta, es hora de hacerlo, pero ¡ojo! No es cosa de darse de alta al aventón.
Guillermo Mendieta, especialista del Colegio de Contadores Públicos y de Mendieta y Asociados, explica que hay un régimen especial para cada contribuyente. Si vas a vivir de tus rentas, te toca darte de alta en el régimen de arrendatario, pero si vas a empezar como un micro o pequeño empresario –casi de que por tu cuenta–, probablemente tengas que darte de alta en el Régimen de Incorporación Fiscal (RIF).
“La única diferencia son las obligaciones y beneficios que tiene cada uno. En el RIF están las empresas que tengan ingresos no mayores a 2 millones de pesos al año, y aquí el pago del ISR se va difiriendo: al principio pagas muy poco, no se paga una tasa de 30% como el caso de las personas morales”, explica Guillermo.
Ana compara meterte al régimen equivocado con usar un BMW para trabajar en Uber: “es muy robusto y las refacciones son muy caras, entonces no sale el negocio. Si te registras como sociedad anónima, tienes que pagar 30% de impuestos a partir del segundo año, aun cuando no hayas cobrado. Y no hay vuelta atrás”.
Para saber qué regímenes fiscales hay y cuál se acopla a la actividad que tendrás, haz clic aquí. Y si tu emprendimiento tiene que ver con plataformas tecnológicas, dale clic acá.
3. Conoce qué impuestos tienes que pagar
Ya que sabes qué régimen se acopla a tu negocio, es hora de darse alta: un trámite que puedes iniciar en línea o presencialmente aquí.
Al darte de alta, es importante tener en cuenta que tus obligaciones y los impuestos que vas a pagar dependerán de las actividades que vayas a realizar.
De manera general, hay tres impuestos que te deben preocupar: el Impuesto al Valor Agregado (IVA, que se paga en la mayoría de los productos); el Impuesto Sobre la Renta (que se cobra sobre las ganancias); y el Impuesto Especial Sobre Producción y Servicios (IEPS). Pero no te preocupes, no es que debas pagar todos.
“Hay mujeres que vienen a verme para evaluar un modelo de negocios para productos para maternidad. Si algunos productos tienen azúcar, como los jugos o fórmulas, además del IVA –que algunos no causan–, sí paga IEPS por tener azúcar. Es importante antes de ir y darte de alta, revisar con un contador o en la plataforma del SAT para contemplarlo”, dice Ana.
Para darte de alta tienes que llenar un cuestionario de obligaciones fiscales, donde tendrás que registrar o actualizar tu correo electrónico que funcionará como Buzón Tributario (por donde el SAT te escribirá por si no andas al corriente), y tendrás que tramitar tu firma electrónica o e-firma, que será la llave para que puedas hacer varios movimientos en el portal. Al finalizar el cuestionario, se te desplegarán qué obligaciones tienes, tanto en impuestos por pagar, como cada cuándo debes hacerlo y otros requerimientos, como la declaración anual.
Aquí podrás encontrar un simulador del cuestionario de obligaciones fiscales para que te vayas familiarizando con lo que te pedirán.
4. ¡Asesórate!
Si bien por ser emprendedor puedes verte tentado a querer hacer todo por tu cuenta, cuando se trata de tus obligaciones fiscales, bien podrías pensar en hacer una excepción y optar por asesorarte por los expertos.
“El contador es como el Pepe Grillo del empresario”, dice Guillermo Mendieta. “La parte administrativa es como el corazón de una empresa: bombea sangre para que todo el cuerpo se mueva”.
Además de ayudarte a darte de alta, el apoyo de un contador te guiará en la administración de tu nuevo negocio, aunque tampoco es recomendable que te deslindes por completo.
“Cada cierto tiempo es recomendable tener conversaciones con el emprendedor para ver la situación financiera y fiscal de la empresa, ver los controles internos como políticas administrativas, como la facturación de gastos”.
Si no sabes dónde empezar a buscar un contador, aquí puedes consultar una lista de los integrantes del Colegio de Contadores Públicos de México.
5. ¿Qué consecuencias hay si no cumples con el SAT?
Si ignoras tus obligaciones con el SAT, las consecuencias pueden ir de una llamada de atención, a la quiebra de tu negocio.
Aquí es importante leer a detalle y asesorarse sobre tus deberes fiscales, aun cuando parezca que no tendría nada que hacer. “Si te diste de alta y no tienes ingresos, tienes que informarlo de todos modos”, dice Ana como ejemplo.
Es importante tanto darse de alta como mantener al SAT informado de cualquier modificación, como un cambio de domicilio o la renta de un nuevo local.
“Entre las prioridades de un emprendedor pagarle al fisco puede ser la última, pero tarde o temprano te va a cobrar factura y que la empresa quiebre puede ser el costo”, concluye Guillermo.
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