Durante mucho tiempo Colombia vivió en carne propia los efectos de tener que enfrentarse todo los días a la violencia, narcotráfico y corrupción. Hasta había que pensaba (y tal vez todavía piensa) que estuvo muy cerca de volverse un Estado fallido.
Y muchos de los problemas que ha enfrentado Colombia por poco más de medio siglo tienen un eje, cuya referencia aparece constantemente en la historia del país sudamericano: las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
Las FARC han mantenido un enfrentamiento permanente con el gobierno colombiano desde su origen en 1964. En los años 80, además de sus actividades regulares de guerrilla y autodefensa, encontraron en el floreciente narcotráfico una forma de obtener recursos económicos que les permitieran continuar con sus actividades.
El nexo de las FARC con el narcotráfico, así como la defensa de sus propios ideales, las convirtió en una peligrosa organización que a través de la violencia (atentados, asesinatos políticos o civiles, secuestro, extorsiones y un largo etcétera) puso en jaque a las autoridades colombianas que buscaron reprimirlas.
El plebiscito del 2 de octubre
Hoy, Colombia da un paso importante en la búsqueda de la paz. Una paz que le ha sido esquiva por años.
Hoy, Colombia realiza un plebiscito entre su población para determinar si el gobierno debe abandonar la guerra frontal contra las FARC o si la paz debe seguir en el lejano horizonte, como un mero anhelo.
Pareciera que la decisión es fácil de tomar. ¿Quién no querría vivir en paz y dejar atrás todos los años de muerte y destrucción que han traído los choques entre guerrilleros y gobernantes? Sin embargo, para muchos colombianos aún hay dudas en el aire.
El 27 de septiembre de 2016, el gobierno encabezado por Juan Manuel Santos, firmó un acuerdo de paz que permitiría que las FARC se integren legalmente a la vida política en Colombia… pero el precio es insostenible para muchos sectores: los miembros de la organización serán amnistiados y, aunque sean juzgados por un tribunal por sus crímenes, no pisarán la cárcel.
Si la población vota en mayoría por terminar con el conflicto con las FARC, será el espaldarazo necesario para que el acuerdo firmado por el gobierno tenga validez. Se necesita que más de 4.4 millones de personas voten a favor de la paz y que la cifra no sea superada por el bando contrario. La abstención en este ejercicio podría dilapidar el resultado de las negociaciones.
Por eso es tan importante este plebiscito.
Pero por el hecho del “perdón” (casi) automático a las FARC, muchos podrían votar en contra de lo que ya se firmó, dejándolo inválido. Entre los principales opositores está el expresidente Álvaro Uribe y, aunque la mayoría de las encuestas apuntan a que ganará la paz, medios como El País reportan que dichos sondeos no son del todo representativos.
Estos son los puntos principales de los acuerdos de paz por los que Colombia se juega su futuro cercano:
- Fin del conflicto y las hostilidades
La Organización de las Naciones Unidas (ONU), a través de una misión, será el organismo encargado de verificar el abandono de las armas y la desmovilización de las FARC en un periodo de 180 días. Cerca de 6 mil guerrilleros tendrán que deponer las armas y el gobierno ha acordado que también dejará de atacar los revolucionarios.
- Perdón para las FARC
Los miembros que colaboren con información sobre los crímenes cometidos se salvarán de ir a prisión, siempre y cuando confiesen ante el tribunal especial de paz que se instaurará. Sus castigos serían condenas alternativas (como construir carreteras o desminar el país). Si se niegan a recurrir al tribunal y son hallados culpables, entonces sí recibirán penas de entre 8 y 20 años de cárcel. Esto excluye a quienes son responsables de torturas, violaciones y asesinatos masivos.
- Incorporación política de las FARC
El movimiento dejará de ser furtivo y tendrá representación en el Congreso colombiano, con voz pero sin voto. Si no logran el apoyo suficiente, tienen escaños garantizados en las dos siguientes legislaturas a partir de 2018. El Estado proveerá seguridad para los titulares de las FARC en el Senado y la Cámara de Representantes.
- Repartición de tierras y cese al narcotráfico
Colombia tiene el dudoso honor de ser el principal productor de cocaína del mundo. Las FARC se comprometen a abandonar sus nexos con el narcotráfico y a dejar de producir drogas ilícitas. Además, en las zonas afectadas por el conflicto el gobierno implementará acciones (créditos, servicios, facilidades y acceso a tierras) que permitan que los campesinos reemplacen sus cultivos ilegales por otros que sean más productivos para el país.
¿Hacia dónde irá Colombia?
Muchas de las víctimas y familiares de las víctimas de los actos atroces de las FARC –que han dejado más de 260 mil muertos y 8 millones de afectados– creen que perdonar ayudará al país a entrar en una época de verdadera paz. Vaya, si las víctimas están dispuestas a perdonar, ¿por qué no lo estaría el resto de la sociedad colombiana?
“Esa es la liberación que da el perdón. El perdón que no sólo libera al perdonado, sino también, y sobre todo, al que perdona“, dijo Santos –vestido de blanco– en el acto oficial de la firma de los acuerdos, donde estuvieron presentes varios jefes de Estado hispanoamericanos y hasta el Secretario de Estado de Estados Unidos.
Colombia tiene, pues, su futuro en las manos. La pregunta que deben responder los votantes es simple: “¿Apoya usted el acuerdo final para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera?”.
La respuesta, parece que no lo es tanto.
¿Piensa votar SÍ?
¿Piensa votar NO?
No importa la decisión que tome..
Ejerza su derecho.
Entre todos vamos a decidir el País que queremos— Historia de Colombia (@colombia_hist) 2 de octubre de 2016