Aunque legalmente parece que Yasmín Esquivel saldrá librada (y hasta el título de licenciada va a conservar), social y profesionalmente ya está más quemada que cohete en navidad. Así lo demuestra el pronunciamiento de sus colegas que integran el Colegio de Abogados.
Ya que hasta la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) ha determinado que, en efecto, fue ella quien plagió la tesis con la que obtuvo su grado de licenciada en Derecho, el Colegio de Abogados pide a Yasmín Esquivel que, por su propia cuenta, deje su chamba en la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN). Esto, independientemente de las implicaciones jurídicas y de los procedimientos que le habrán de caer (si es que le caen).
Para los del Colegio de Abogados, el que Yasmín Esquivel siga como ministra de la SCJN “afecta gravemente el prestigio de nuestro alto tribunal y, por tanto, es éticamente insostenible”. Así de gacho ya se lo dicen.
Bueeeeeno, no es la primera vez que se apela a la ética de la todavía ministra Yasmín Esquivel. A inicios de enero, los legisladores que integran el Grupo Plural en la Cámara de Senadores pidieron a la susodicha no participar en asuntos de la SCJN, mínimo, por ética. Esto, cuando estaba en puertas la elección de la presidenta del máximo tribunal… y, ¿qué pasó? A Esquivel le valió gorro y, aun con las acusaciones de plagio en su contra, buscó presidir la SCJN.
El pronunciamiento del Grupo Plural se hizo cuando lo del plagio estaba más o menos en calidad de especulación (y ya ni tanto: había demasiadas pruebas en contra).
Ahora, los del Colegio de Abogados se pronuncian con los pelos de la burra en la mano: luego que, con información de todas las partes involucradas, el Comité de Integridad Académica de la Facultad de Estudios Superiores Aragón de la UNAM “concluyó que Yasmín Esquivel Mossa, copió parte sustancial del contenido de la tesis presentada un año atrás por el alumno de la Facultad de Derecho, Edgar Ulises Báez”.
En su comunicado, el Colegio de Abogados apela a que Yasmín Esquivel le tenga tantito “respeto a la sociedad mexicana, a la Suprema Corte de Justicia de la Nación y al estado de Derecho”. Si lo tiene, nomás con eso le bastará para que Yasmín Esquivel renuncie a su cargo de ministra en los términos del artículo 98, tercer párrafo de la Constitución.
Dicho artículo dice que “Las renuncias de los Ministros de la Suprema Corte de Justicia solamente procederán por causas graves; serán sometidas al Ejecutivo y, si éste las acepta, las enviará para su aprobación al Senado”. Así de fácil puede acabar con todo esto la ministra Esquivel. ¿Lo hará?