Miguel Nicolelis, neurofisiológo de la Universidad de Duke (Estados Unidos), lleva ya varios años trabajando con una pequeña mona de nombre Aurora, con la que ha logrado importantes avances en sus investigaciones.
El más reciente desarrollo de Nicolelis y su equipo, consiste en registrar las señales del cerebro de Aurora para que ella pueda mover un sistema robótico o virtual con sólo pensarlo.
Para conseguirlo, los científicos entrenaron a Aurora durante casi 10 años, comenzando con un videojuego que la mona controlaba mediante un joystick. Mientras lo hacía, se registraba la actividad cerebral que luego se procesaba en una computadora, encontrando así patrones que se interpretaron como las instrucciones que el animal le daba a su brazo para jugar.
Ya con esos datos, se consiguió que Aurora pudiera mover el joystick a través de un brazo robótico, haciéndolo únicamente mediante comandos mentales. Posteriormente, Nicolelis y compañía pusieron al animal en un entorno virtual en el que si se tocaba un objeto, se enviaba una señal a su cerebro para estimularlo como si hubiera tenido un contacto real.
La fase final del experimento fue lograr que la mona controlara un robot humanoide, por lo que fue necesario que ella se pusiera a trotar en una caminadora para que se concentrara en los movimientos del sujeto metálico que veía en una pantalla.
Esto se debió a que durante el experimento, el robot se encontraba del otro lado del mundo, en la Universidad de Kyoto, Japón. Dicho artefacto fue construido específicamente para responder a las instrucciones de Aurora, aunque lo suficientemente robusto y equilibrado para no caer en caso de que la mona tuviera algún pensamiento “brusco”.
Nicolelis explica el proceso de la prueba:
Lo que sucede aquí es que la actividad cerebral que genera el movimiento en el mono fue transmitida a Japón, y se hizo caminar a este robot, mientras se enviaba de vuelta a Duke el video del robot caminando, para que el mono pudiera ver las piernas de este robot caminando frente a ella, y pudiera ser recompensada no por lo que su cuerpo estaba haciendo, sino por cada paso correcto que diera el robot al otro lado del mundo.
“Walk Again”, nombre que recibe el proyecto, tiene la finalidad de ayudar a personas con algún tipo de parálisis para controlar una prótesis o un exoesqueleto con la mente.