Aunque la venta de droga es un problema viejo en la Máxima Casa de Estudios, particularmente en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS), alumnos y profesores denuncian que desde hace aproximadamente año y medio la situación se ha agudizado… y no tanto porque a los alumnos les guste atizarle más, sino porque los dealers de la “vieja escuela” fueron desplazados por toda una red de narcomenudistas que con toda libertad realizan sus venta a la luz de todo mundo.

Lo anterior ha dado pie al aumento de robos, asaltos y acoso sexual. Pese a lo denso de la situación –los nuevos dealers han hecho “suyas” parte de las instalaciones de la FCPyS- parece que a las autoridades no les importa mucho resolver el asunto… o simplemente la situación los ha rebasado:

Luego del asalto que sufrió en febrero pasado una estudiante de la facultad, un grupo de jóvenes con el apoyo de una profesora difundieron una carta en la que denunciaron el aumento de la inseguridad que se vive en el plantel y sus alrededores. Con la misiva se lograron recolectar mil 200 firmas de apoyo. Además, los alumnos propusieron cinco medidas “para sentir que nuestros espacios de estudio son seguros”:

  • Credencialización
  • Cuerpo de seguridad de la UNAM (aunque la Universidad cuenta con 120 unidades que vigilan Ciudad Universitaria, los estudiantes se sienten poco protegidos).
  • Transporte que cubra la ruta de la Facultad al metro Universidad a partir de las 20:00 horas. hasta que la última persona dejé las instalaciones.
  • Alumbrado en zonas identificadas como inseguras y
  • Buen funcionamiento de las líneas telefónicas que comunican con la seguridad de la UNAM.

La petición fue hecha desde marzo. Hasta el momento no ha tenido respuesta. “El día de la entrega de la carta, la secretaria del director dijo: ‘Qué bueno que estén preocupados por la inseguridad, pero si me voy a preocupar, mejor ni vengo a las instalaciones (…) [esto] nos hace entender cuál ha sido el manejo de este problema y el desinterés en las autoridades”, comentan a Proceso alumnas y profesoras que han decidido manifestar su descontento ante este problema.

“¿Pues cuál es el problema?”, preguntarán muchos que al asociar drogas y universitarios piensan en pura buena vibra y acaloradas discusiones políticas de cantina… pues el caso no es así: los cerca de 30 dealers –cuyo aspecto los evidencia (ropa holgada, tatuajes, pelo a rape) ya no se molestan en ocultarse: además de algunos edificios, el llamado “jardín digital” -espacio provisto de mesas, internet, iluminación y corriente eléctrica- es ocupado por vendedores y consumidores que “lo mismo toman una cerveza que fuman marihuana”.

Aunque a los ojos de varios el problema de venta de drogas no es nuevo al interior de la Facultad, Lourdes, una de las estudiantes que decidió comenzar a actuar para ponerle freno indica que “ahora contamos con 20 o 30 [dealers] (…) Antes lo que se vendía era marihuana. Ahora esto es un tianguis donde encuentras ácidos, cristal, marihuana, coca…”

Por otra parte, el aumento en la venta de drogas ha ocasionado otros problemas. Además de subir el caso de asaltos, también se presentan peligrosas irregularidades al interior del plantel. Por ejemplo, estudiantes denuncian que al interior de los baños de mujeres se realizan grabaciones clandestinas… “una persona que fue al baño sola (…) un tipo drogado trató de abrir la puerta para violarla”. El robo de material de la institución también se ha hecho presente: “rompen la tablarroca y roban las computadoras”.

Aunque sin asegurarlo, los entrevistados por Patricia Dávila, periodista de Proceso, señalan que la proximidad de la FCPyS con la colonia popular Pedregal de Santo Domingo sería una de las principales causas de la preocupante situación: “hay que reconocer que hay venta de droga desde hace mucho, incluso desde antes de que la facultad estuviera instalada aquí”, comenta el director de la Facultad, Castañeda Sabido.

Ya que la venta de droga es un delito federal y por lo tanto la PGR podría intervenir, esto no ha sucedido porque “de la venta de droga no se ha levantado denuncia…sólo hay narraciones”, comenta el director… ¿aunque es evidente que la droga corre con singular alegría al interior de la Facultad?

Según Castañeda Sabido, sí se ve que los jóvenes atizan… pero la venta es menos perceptible, ya que “lo que mi gente ha investigado es que [los dealers] desarrollaron un mecanismo curioso en donde el dealer no entrega la droga, sino que un perro identifica dónde está y el comprador va y la recoge (…) Entiendo que este grupo es el que trae la droga, la entierra en algún lugar”.

A grandes rasgos así está la situación en un lugar de debería de destacarse por la presencia de académicos… en su lugar, 30 sujetos lo colocan como el principal centro de la zona sur del DF… pero en cuanto a distribución de droga se refiere.

@plumasatomicas

*Vía Proceso / Foto: Proceso

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