Así, muy bien que les ha ido en China a partir de relajar sus medidas de prevención, no. Sin embargo, tras las protestas por la dura política de “tolerancia cero” al COVID-19, las autoridades no tuvieron de otra… y este fin de semana cayó una de las últimas barreras del país asiático.
Ayer, domingo 8 de enero, quedará enmarcado en la historia como el día en que China reabrió sus fronteras al mundo. Algo que miles de personas esperaban desde hace tres años, cuando el gobierno se autoaisló como medida para evitar la propagación del COVID-19.
De acuerdo con DW, a partir de “ya” en China nadie será obligado a guardar cuarentena, aún siendo viajero internacional.
En marzo del 2020, el gobierno de China impuso dicha cuarentena a toda persona extranjera que llegaba al país. Una dura medida que impidió a personas residentes en el extranjero visitar a sus familiares, así como a los chinos viajar a otros países.
Con el anuncio de la eliminación de la cuarentena obligatoria, la población de China hizo explotar los servicios de las aerolíneas. Según medios internacionales, se ha detectado la compra masiva de viajes al extranjero e, incluso, los viajes para llegar a China… aún cuando en el país asiático los casos de COVID-19 han aumentado considerablemente, siendo considerado el peor brote hasta la fecha.
Según El Financiero, las personas que llegan del extranjero a China aún deben presentar una prueba COVID-19 negativa. Sin embargo, eso ya es cosa de nada en comparación con las duras medidas de autoaislamiento que impuso el gobierno: medidas que tuvieron un grave costo económico, del cual apenas están viendo cómo levantarse.
Previo a la pandemia, el flujo de turistas de China a otros países representaba la movilización de más de 280 mil millones de dólares. Alcanzar tales niveles, según especialistas, tomará meses… quizás años. De hecho, debido al incremento de casos COVID en China, algunos gobiernos han implementado restricciones para los viajeros procedentes del país asiático. No impiden su arribo, pero sí piden, mínimo, una pruebita negativa.
China es el último país en el mundo en reabrir sus fronteras tras el surgimiento de la pandemia del COVID-19. Se espera que con la desaparición de la medida, no sólo se incremente el flujo de viajes turísticos, sino que haya una reanudación de prácticas comerciales y empresariales.