Mientras en occidente se hace como que ya estamos casi en la “normalidad”, en China la pandemia parece estar en una nueva ola. Para detenerla, las autoridades ya hasta cerraron una ciudad entera.
Según reporta The Guardian, las autoridades de China ordenaron el cierre total de la ciudad de Shenzhen, mientras que –a la par– tratan de contener el peor brote de COVID-19 que se reporta en varias provincias.
De acuerdo con los reportes, el incremento de casos COVID-19 se incrementó rápidamente. Sólo durante el fin de semana, el número de contagios se triplicó: ayer, domingo 14 fue de 3 mil 939, el doble del sábado, cuando se había reportado la cifra más alta en los últimos dos años. Es decir, en estos momentos se está llegando a niveles (incluso mayores) de los reportados al inicio de la pandemia.
Por lo anterior, las medidas de prevención en China se han endurecido y se intenta todo para que no se salga de control; al punto que se autorizó el uso de pruebas COVID-19 fabricadas por empresas locales, para que así la gente pueda realizarse autodiagnósticos.
El cierre de la ciudad de Shenzhen, capital tecnológica y financiera de China con 17 millones de habitantes, fue ordenado ayer. Con esta decisión, las autoridades chinas también determinaron que todos los residentes tendrán que someterse a tres rondas de pruebas PCR para, así, cortar de tajo cualquier indicio de brote de contagios.
El cierre de Shenzhen (ciudad limítrofe con Hong Kong) no sólo es a nivel territorial. Las autoridades determinaron el regreso al confinamiento, por lo que todos los negocios fueron obligados a cerrar y a trabajar desde casa… claro, a menos que se traten de actividades esenciales. También fue suspendido el servicio de Metro y autobuses.
Además de Shenzhen (donde opera Huawei y Foxconn, empresa que fabrica iPhones para Appe), otras ciudades que preocupan a China son Jilin, Chaoyang, Weibo y Shanghai, donde se han comenzado a detectar brotes de contagios COVID-19.
Las restricciones permanecerán vigentes hasta, mínimo, el 20 de marzo. Shenzhen está completamente cerrada, mientras que las otras ciudades se encuentran bajo diversas restricciones.
Recordemos que las alarmas suenan más fuerte allá, porque China es uno de los pocos países en donde el gobierno sigue comprometido con el enfoque de “tolerancia cero”.