Y siguen las malas noticias para el Chapo Guzmán, ya que después de pedir a la justicia de Estados Unidos que lo dejara abrazar “por unos pocos segundos” a su esposa Emma Coronel Aispuro, el juez al frente del caso rechazó esta petición.
Todo, por razones de seguridad. A pesar de que el juez Brian Cogan ha reconocido la “buena conducta” de Joaquín Guzmán Loera, durante los 22 meses que ha permanecido en Metropolitan Correctional Center (Centro Correccional Metropolitano), en Nueva York, los antecedentes del Chapo no son de confiar.
Así que el “buen carácter” y la conducta “ejemplar” que ha mostrado el oriundo de Sinaloa no le ha servido de nada para poder cumplir con este deseo. Los riesgos, de acuerdo al juez, son altos y más vale prevenir que lamentar —como lo que sucedió en 2016, en la prisión federal de máxima seguridad del Altiplano, cuando Guzmán Loera logró escapar por un túnel—.
'El Chapo', romántico hasta en los momentos más difíciles https://t.co/36NVK8zVQJ
— Sopitas (@sopitas) November 8, 2018
“Las mismas preocupaciones que provocaron la implementación (de las condiciones severas de su encarcelamiento) aún existen”, explicó el juez y en especial cuando se trata de la antesala a su juicio —que comenzará el próximo martes 13 de noviembre—.
Medidas de seguridad
De acuerdo con la defensa del Chapo, el abrazo entre su cliente y Emma Coronel sería ante la mirada del jurado, los policías y el juez —argumentando razones humanitarias—. Y en este escenario, Guzmán Loera no tendría no oportunidad de intentar un escape. Sin embargo, estas garantías no fueron suficientes y la respuesta fue un rotundo: no.
Vale recordar que el Chapo y Coronel no se han visto desde que el capo fue extraditado a Estados Unidos, en 2017 —justo cuando comenzó la gestión de Donald Trump en la Casa Blanca— y sólo han intercambiado un par de miradas en las audiencias judiciales previas al juicio.
Además, a pesar de los esfuerzos y argumentos de la defensa de Guzmán Loera, Emma Coronel no pudo visitar al Chapo en el Centro Correccional Metropolitano, lo que significó un duro golpe para el exlíder del Cártel de Sinaloa, pues en México éste y otros permisos eran cosas cotidianas de su encarcelamiento.
Las autoridades norteamericanas argumentaron que cualquier contacto o comunicación entre Guzmán y Coronel podría ser usado para el intercambio de información e instrucciones relacionadas con el Cártel y el crimen organizado. Y en el contexto de su juicio, podría servir para intercambiar instrucciones sobre los testigos y el proceso.
Esta ha sido la historia de aislamiento en la que ha vivido Joaquín Guzmán Loera durante 22 meses en tierras norteamericanas. En fin, el Chapo es acusado por 11 delitos, entre ellos narcotráfico, lavado de dinero y pertenencia una organización criminal.
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**Foto de portada: Getty Images-AFP.