¿En serio les tenemos que advertir que lo que están a punto de leer contiene spoilers?
“You need to know… I did it for me, I liked it, I was good at it and I was really… I was alive”
El domingo llegó a su fin una de las mejores series televisivas que hemos visto en los últimos años. Aunque el final podría ser catalogado como épico, algunos de nosotros sentimos que hay un “no sé qué que qué sé yo” que faltó.
“Felina”, como se tituló el episodio final de Breaking Bad, se transmitió el fin de semana en Estados Unidos y rompió récords de audiencia al tener 10.3 millones de espectadores (¡solamente en la transmisión en vivo en la televisión!, imagínense si contaran las vistas en internet). Tras 61 episodios, la serie creada por Vince Gilligan estaba prácticamente forzada a tener un final digno, el cual presentara la conclusión de problemas que nos atormentaron durante varias temporadas y que nos dejara un buen sabor de boca. Nuestra reseña se tardó un poco en salir porque nos vimos forzados a ver de nueva cuenta el episodio, ya con la noción de lo que iba a pasar (pensando que ya no nos iba a afectar emocionalmente – cosa que no pasó-).
Desde la primera escena de “Felina”, cuando Mr. White está tratando de robarse un auto en el nevado Nuevo Hampshire, la desesperación por terminar con todo es notoria. “Sólo llévame a casa”, murmuraba repetidamente Walter, mientras trataba de pasar desapercibido de la policía.
Durante todo el capítulo, Walter hace énfasis en su destino, repitiendo en diversas ocasiones que no sabe cómo va a acabar todo, pero se nota que tiene una idea de que no acabará con vida.
El capítulo final podría ser dividido en 4 partes:
– Chantaje: La visita a Elliot y Gretchen Schwartz
A diferencia de lo que muchos pensábamos, Walter no regresó a Albuquerque para asesinar a sus ex colegas de Gray Matter. Con un twist digno del show y una actuación soberbia por parte de Bryan Cranston (Walter/Heisenberg), Walter llegó al nuevo hogar de los Schwartz con el fin de chantajearlos para que, dentro de 10 meses y 2 días, cuando su hijo cumpla 18 años la pareja le entregue los 9,720,000 dólares que tiene, con el mensaje de que ojalá Walter Jr. los use sabiamente (para su educación y su familia).
El discurso que da Walter a los Schwartz no se puede describir, es simplemente toda la esencia de Heisenberg puesta en palabras. Aterrorizar con un idea (la idea de que van a ser asesinados si no le entregan a Walter Jr. su dinero) y con nada más que Badger y Skinny Pete apuntando un láser – simulando ser francotiradores – a Elliot y Gretche. Es el tipo de acciones que pueden ser solamente llevadas a cabo por alguien que ya sabe que todo está perdido y que está resignado a morir o desaparecer en los próximos días.
Como si fuera poco, todo el drama aumenta cuando Walter, al preguntar cómo es posible que su famosa metanfetamina azul sigue siendo producida, se da cuenta que Jack lo engañó y nunca asesinó a Jesse.
– Confesión: La despedida de Walter y su familia
Desde la primera temporada del show, Walter trató de convencer a todo el mundo que sus acciones eran por el bien de su familia, pero ya era tiempo de afrontar la realidad: todo lo que hizo fue por él mismo.
A pesar de todo el daño que ha causado, todos necesitábamos que Walter tuviera una buena despedida con su familia. Sabíamos que Skyler y Flynn (o Walter Jr. como quieran llamarlo) nunca perdonarán a Walter, pero de todas formas tenía que haber un adiós.
Demostrando que siempre está un paso adelante de todos, mientras Skyler recibe una llamada de Marie para advertirle que Watler está de vuelta en la ciudad, él ya se encuentra en el departamento, donde por fin comparte las coordenadas exactas del lugar donde Hank y Steve Gomez están enterrados, información que Skyler podrá utilizar para hacer un trato con la DEA.
Durante toda la serie, escuchamos infinidad de veces a Walter decir que todo lo que ha hecho ha sido por su familia, pero esta vez, como forma de despedida, hubo un momento de honestidad en la vida de Walter: “Lo hice por mí, me gustaba, era muy bueno haciéndolo y… me sentía vivo”. El impacto de la confesión y de la cara de Walter tuvo el mismo resultado sobre Skyler que sobre nosotros (la audiencia), quienes no podíamos creer que, tras 5 años, esas palabras salieran de la boca de Walter.
Quien alguna vez fue un padre de familia común y corriente, se ve forzado a despedirse de su esposa y su hija, pues sabe que esa misma noche todo va a cambiar, así que lo único que puede hacer es asegurar el bienestar de sus seres amados: enfrentando a su esposa, acariciando a su hija dormida y viendo (a escondidas) por última vez a su hijo.
– Venganza: La masacre de Unkle Jack y compañía
El momento que toooodos estábamos esperando desde hace algunos capítulos y el cual sólo deséabamos más desde que vemos a Walter creando una base automática para colocar su metralleta.
Antes de acabar con la familia de Todd, Walter decide hacer otra visita sorpresa, pero ahora a Lydia, quien se reúne en la misma cafetería de siempre con Todd para hablar de negocios, la misma cafetería donde ella y Walter se juntaban hace no tanto tiempo.
Tal y como había sido adivinado por muchos fans, Walter utiliza la ricina (escondida en un sobre de endulzante) para envenenar a Lydia, pero no sin antes armar un show en el que finge querer regresar al negocio de producción de drogas, logrando así que Lydia y Todd quieran matarlo para que quede de una vez por todas fuera del mapa.
El momento llegó, Walter es invitado al campamento (?) de Jack, donde, por alguna razón desconocida, nadie revisa su cajuela (hubieran encontrado la metralleta ) y entra para platicar con la familia de Todd.
A lo largo de toda la serie vimos cómo muchas escenas eran alargadas para que el conflicto llegara después de un buen rato, la noche del domingo, en la escena final, fue todo lo contrario.
La interacción entre Walter y Jack dura unos cuantos segundos y al inicio es una vil plática sobre la nueva cabellera de Walter, pero rápidamente todo el mundo se da cuenta de las intenciones de Jack cuando Todd dice: “Nunca debió de haber regresado, Mr. White”.
Antes de que se lo lleven para asesinarlo, Walter logra llamar la atención de Jack al echarle en cara que sabe que Jesse no está muerto y que no puede creer que ahora sean compañeros en el negocio. Ésta terminó siendo la última vez que vimos a un Walter desesperado y luchando por su vida, tal y como nos acostumbramos a verlo durante las pasadas temporadas… ese Walter nunca se dejaría ver otra vez.
El enojo de Jack ante las acusaciones de Walter nos llevan al esperado reencuentro entre el maestro y el alumno: Walter White y Jesse Pinkman.
Probablemente haya sido el ver a Jesse esposado y herido o tal vez fue siempre parte de su plan maestro, pero Walter recurre a un último acto heroico al tirar a Jesse al suelo y activar su metralleta para aniquilar a toda la pandilla de Jack, menos Todd. (¿Recuerdan en la primera temporada cuando Jesse le dice a Walter que construya un robot para salvarlos del desierto?, pues sucedió – de cierta manera -)
– Muerte: Hasta nunca, Mr. White
Con Jack herido de gravedad y Todd en shock, Jesse se encarga de descargar toda su ira ahorcando a Todd, mientras Walter lleva a cabo su momento personal de venganza al dispararle a Jack en la cabeza antes de que éste pudiera negociar por su vida.
Un Walter totalmente desinteresado de su fortuna, pues rechazó saber dónde estaban escondidos sus millones de dólares… eso es lo que obtenemos al final. A alguien que sabe que está acabado y lo único que desea es darle otra oportunidad a su familia, que ruega por que Jesse le dispare y termine con todo, pero que obtiene (gracias a que Jesse se da cuenta de que está herido y no lo mata) un chance de abandonar esta vida con lo que lo cambió por completo.
En la primera temporada de Breaking Bad hubo un momento en el que Jesse y Waly solamente asientan con la cabeza uno al otro, dejando claro que su negocio está por iniciar y desencadenando un serie de dramáticas situaciones, mismas que terminaron con un Walter moribundo viendo fijamente a un Jesse acabado física y psicológicamente, quienes tuvieron una última interacción que no consistió de palabras, sino de una pequeña mueca y un gesto de despedida que dejaba claro que su aventura había acabado oficialmente.
Ahora que todo ha llegado a su fin, y después de hablar con Lydia por teléfono para avisarle que la envenenó (gracias al cielo pudimos ver la cara de Lydia al saber que va a morir), Walter se refugió en el único lugar donde siempre pudo ser él mismo, el lugar donde se sentía vivo, donde nadie era mejor que él y donde todo debía terminar: en un laboratorio.
Existieron grandes momentos musicalizados en Breaking Bad, pero ninguno como el último, cuando Walter se toma su momento para ver por última vez todos los instrumentos que lo ayudaron a crear la metanfetamina más pura, el lugar que lo cambió de ser un simple profesor de química a una eminencia en el mundo de la droga, el sitio que lo ayudó a convertirse en Heisenberg… todo esto con un fondo musical de Badfinger y su tema “Baby Blue”.
Vimos a Walter White convertirse de una persona constantemente pisoteada por los demás a un ser dispuesto a asesinar por lo que desea, de alguien conformista a alguien enfermo de poder. Aunque al final el viejo Walter se dejó ver un poco al rechazar saber dónde estaba todo su dinero y al verlo sonreír en sólo dos ocasiones: al despedirse de su hija y al despedirse del laboratorio, donde murió justo antes de que la policía llegara por él.
Al terminar el episodio hay una sensación de satisfacción, pues se agradece que no quisieran dejar un final abierto y que no trataran de salir con una jalada hollywoodense. Pasó lo que tenía que pasar y murieron los que tenían que morir (sí, también Walter), aunque también quedó esa sensación en la que esperábamos algo más… no sabemos qué, pero si sabemos que es algo más. Sobre todo después del cardiaco episodio “Ozymandias”.
La escena del flashback cuando Walter vuelve a su casa, la cual está toda destruida, y recuerda el momento que inició todo (cuando Hank le dice en público que lo podría llevar a una redada de la DEA para darle más emoción a su vida) o cuando Jesse imagina que en lugar de estar secuestrado y cocinando metanfetaminas se encuentra construyendo una cajita de madera (como la que alguna vez hizo para su madre, pero terminó cambiando por droga); ese tipo de escenas dieron un gran toque al último episodio, el cual (arriesgándonos a sonar forever alone) se sintió como el final de una relación, una relación de 5 años que tuvo sus grandes momentos y otros no tanto, pero que dejó su marca.
Breaking Bad acabó y dejó un hueco que sólo otra gran serie de televisión puede llenar… sólo esperamos que esa serie aprenda una que otra cosa de la gran creación de Vince Gilligan.
Reseña por: Rubén Partida @RubenNSons