Este fin de semana el buen AMLO entró en modo “señor le grita a nube” y nuevamente se fue contra los videojuegos, al acusarlos de fuente de violencia y otros males que aquejan a México.
¿Novedad? Nah, eso ya se ha visto. Sin embargo, lo que llamó la atención del mensaje que el presidente López Obrador lanzó el sábado 11 fue la devoción que éste tiene hacia uno de los últimos miembros de los Peces del Infierno: Javier López Chabelo.
Según el presidente, antes las generaciones de niños crecían sin tanta violencia… no porque hubiera menos crimen o elementos de la Guardia Nacional con tremendos pistolones desfilando por las calles… sino porque antes no se entretenían con eso del Nintendo.
Ahhh qué diferencia, en lugar de andar matando cristianos o echando rayos destructores con el Chapulín Colorado en el Forntite, los chamacos de antes encontraban sano entretenimiento con Chabelo:
“Fíjense qué diferencia, que nuestros hijos se levantaban a ver a Chabelo; ahora, lo digo de manera respetuosa, esos juegos de Nintendo, pura violencia”, lamentó el presidente.
“¿Qué bueno puede ser para jóvenes, para los adolescentes, estar todo el tiempo viendo esas imágenes, interactuando, donde lo central es la violencia, el individualismo?”, se preguntó AMLO, luego de explicar que por ahí se enteró de un videojuego que se trata de soltar a 100 fulanos en una isla para que estos procedan a darse en su mother… quien sabe cuál será, pero alarmó mucho al presidente.
En fin, para que no se extienda más esta situación, el presidente asegura que ya está por tomar cartas en el asunto… y le exigirá a Emilio Azcárraga que regrese el programa “En familia… con Chabelo”…
No, ya en serio. Lo que realmente va a ocurrir próximamente –según AMLO– es el análisis de los videojuegos… y quién sabe que hará con él, pero por ahí se dice que habrá una regulación más estricta. Diiiiicen, habrá que esperar.
“Ah, pero además reciben puntos o compran y venden. Un mercantilismo vil. Todo eso. Por eso, ¡qué viva Chabelo”, remató el presidente que, al parecer, nunca vio el programa del niñote… el cual fue el comercial más largo de toda la televisión: tres horotas vendiendo juguetes y dulces a los chamacos (eso sí, mezclado con entretenimiento y regalos para los cuates de provincia).
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