Aunque dicen que “uno no es ninguno”, a muchos sí les cala cuando se trata de los intentos de entambar (o mínimo, poner frente a un juez) al exgobernador de Chihuahua, César Duarte, quien es acusado de desvíos millonarios durante su administración y actualmente se encuentra en condición de prófugo de la justicia (y militante del PRI, aunque en el tri ya no lo quieran).
De acuerdo con Proceso, el exgober ya puede decir que la libró… una de las 15 órdenes de aprehensión que tiene en su contra, pero como sea. La jueza María Guadalupe Hernández concedió al susodicho un amparo, debido a que consideró que el Ministerio Público no presentó las justificaciones necesarias para no revelar la identidad de testigos que soltaron la sopa respecto a los 2.4 millones de pesos que el regordete exmandatario habría entregado al entonces diputado de MC, Fernando Reyes, a cambio de apoyo para la aprobación de la bursatilización de bonos carreteros.
Además de que el MP no ofreció buenas razones para tener testigos protegidos, la jueza consideró que no se logró acreditar que Duarte haya participado en los delitos que se le imputaron (fraude y peculado)…
Según describe La Jornada, la causa a la que le dijeron bye establecía que César Duarte habría dado luz verde para que la Secretaría de Hacienda de Chihuahua simulara la contratación de servicios profesionales a favor de una empresa conocida como Bildung Consultoría Organizacional… con dicha simulación, Duarte consiguió pellizcar del erario 2.4 millones de pesos, los cuales pagó en abonos al diputado Reyes, como forma de “agradecerle” el voto que emitió en el Congreso local a favor de la bursatilización de la deuda.
En fin, para que no cunda el pánico, el titular de la Consejería Jurídica de Chihuahua, Jorge Espinoza, aclaró que el amparo logrado por la defensa de Duarte nomás es “de forma” y no de “fondo”… ya que no queda exonerado… ¿Una no es ninguna? Pues ahora imaginen que ya quedó el precedente y de ahí las demás órdenes de aprehensión se van “como Duarte en tobogán”… Bueno, quizás lo último sí está muy volado: primero que lo agarren. Ya mero, según Espinoza. Nomás que den con su paradero.