Aunque el semáforo epidemiológico naranja ha terminado convertido en meme y las decisiones de las autoridades han sacado más de una risa nerviosa, lo que no es chiste es la situación crítica que está alcanzando a la Ciudad de México (CDMX) en cuestión del repunte de la pandemia de COVID-19.
Mientras millones de mexicanos tenemos puestos los ojos en la vacuna, las hospitalizaciones están a nada de alcanzar los peores niveles históricos.
Este jueves, 10 de diciembre, a punto de empezar momentos complicados, con celebraciones religiosas y otros eventos decembrinos a la vuelta de la esquina, nuestra bella CDMX amaneció con un 63% de ocupación hospitalaria.
Esto equivale a 4 mil 371 personas hospitalizadas, de las 6 mil 959 camas disponibles.
La compleja situación, en la que miles de vidas se encuentran en riesgo, se pone todavía más preocupante cuando la comparas con los datos oficiales de la CDMX.
Estamos a menos de 200 camas ocupadas de alcanzar el pico de casos en el que nos encontramos en primavera.
De acuerdo con las autoridades capitalinas, el peor día durante toda la pandemia fue el pasado 22 de mayo, cuando la capital tuvo 4 mil 553 personas hospitalizadas. Esto quiere decir que, en estos momentos, nos encontramos a solamente 162 camas de diferencia para regresar a los peores niveles del manejo sanitario.
Está canijo, ¿no?
Mientras esto sucede, las autoridades capitalinas han tomado algunas decisiones concretas de dudosos resultados, como robustecer los mensajes de cuidado o realizar más pruebas en las calles chilangas. Sin embargo el aumento constante de hospitalizaciones —más de un 16% en solo tres semanas— ha prendido las alarmas.
Este viernes, 11 de diciembre, se anunciará el próximo color del semáforo y más allá de los chistes de pantones, los ojos estarán puestos en las autoridades capitalinas y su reacción frente a uno de los momentos más críticos durante los últimos meses.
