¡Súbale, súbale hay lugares!
Que levante la mano quien ha tenido que viajar en un pedacito de escalón de un camión o micro por culpa de las prisas o de la simple desesperación por llegar al destino deseado…
Los chilangos ya estamos acostumbrados a esta forma de viaje, sobre todo en las mañanas y en horas pico. Sin embargo, esto va en contra del Reglamento de Tránsito. Pero también entendemos la dificultad de controlar los miles de camiones que circulan por diferentes rutas en la Ciudad de México, lo que no significa que no pueda hacerse.
A través de un ejercicio de observación, el periódico Reforma hizo un estimado de cuántos choferes evaden la ley y se van tendidos, con todo y sus pasajeros colgados en ambas puertas.
Tan sólo en la Calzada de Tlalpan, a la altura de Zaragoza y Ermita-Iztapalapa, en 10 minutos circularon 42 microbuses, todos con las puertas abiertas y 16 de ellos —casi la mitad— llevaban gente colgada.
En otro punto de la misma Calzada de Tlalpan, pero a la altura de Metro General Anaya con dirección al sur de la ciudad, en el mismo lapso de tiempo observaron 15 camiones circulando con las puertas abiertas y 10 de ellos con usuarios temerarios que se hacen espacio en una orilla del escalón.
Durante la observación y a pesar de que los choferes estaban violando normas de tránsito al circular con las puertas abiertas y permitir que los pasajeros viajaran como si nada en las puertas, los elementos de tránsito no los multaron ni se inmutaron ante esta situación.
Según Reforma, los oficiales argumentan que ellos no están autorizados para eso, pues existen agentes que se dedican específicamente a atender esos casos. Otro de los oficiales argumentó que tampoco detienen a los camiones porque muchas veces los usuarios se desesperan y la agarran contra ellos.
Con este ejercicio queda exhibida la carencia de calidad que hay en el transporte público de la CDMX, pero también en la cultura de movilidad de los ciudadanos.