CC13: Reseña y galería del escenario Corona

Sábado

Quadron inició las actividades ante un escenario que se llenaba poco a poco, pero contaba con un grupo considerable de fans que comenzaron a bailar desde temprano.

Coco O salió al escenario con un arreglo de flores en la cabeza como vimos a muchas asistentes del festival, mientras Robin Hannibal y la cantante hacían muestra de sus capacidades musicales, la gente en el escenario Corona bailaba y también se aplicaba bloqueador solar, ya que el sol estaba muy fuerte.

Bailando suavemente sin movimientos exagerados, Coco O utilizaba su voz como única herramienta para que todos los asistentes observaran su capacidad. Debido a la temprana hora, gran parte de las personas estaban sentadas o acostadas para no gastar energías que les faltarían para resistir todo el día en el festival.

Le siguió IO Echo, donde Ionna Gika no dejó de bailar a partir de las 3:20 en el escenario Corona, mientras Leopold Ross se agitaba un poco y tocaba la guitarra. Con temas de su Ministry Of Love, la gente que pasaba por ahí se acercaba y acababa por quedarse a verlos ya que Gika se encargó de derrochar energía sobre el escenario. Había todavía mucha gente sentada, descansando para los siguientes actos, ya que todavía quedaban cuatro en ese escenario.

En el siguiente acto la gente empezó a bailar con Chris Lake, quien dejaba caer los bajos potentes en el momento preciso para enloquecer al público que se reunió en el escenario Corona a las 4:40. Era imposible no reaccionar ante lo que hacía Lake en el escenario, mientras se proyectaban algunos visuales sencillos. Los aplausos al ritmo del beat, saltos y baile fueron la constante. De vez en cuando, alzaba una bandera de nuestro país que decía “Gracias Mexico”, a lo que el público reaccionaba con gritos.

Llegó el horario en que agradecemos que el sol comienza a desaparecer, y los londinenses White Lies quedaron a la perfección ya que algunos se emocionaron con algunas canciones como “Bigger Than Us” y “To Lose My Life” que iban muy bien con el sol ocultándose. Ya habían algunos fanáticos borrachos echándole piropos a Harry McVeigh.

Caída la noche, Jamie XX se colocó en un plano alto del escenario, mientras Romy y Oliver estaban a punto de comenzar a tocar en la planta baja. El escenario estaba lleno, lo que muestra por qué el trío fue uno de los headliners del primer día y cómo no, después de 2 presentaciones agotadas en el Auditorio Blackberry. Con los arreglos de Jamie, los temas de The XX tuvieron partes que incluso incitaron al baile de la gente. El ambiente y la música fueron ideales, bastantes parejas ni siquiera intentaron ver el escenario para besarse. Los movimientos de Romy junto a Oliver hacen que aunque se encuentren en un lugar abierto y repleto de gente, mantengan la intimidad de sus canciones con los movimientos extraños que hace éste con su bajo.

Y así llegamos al cierre del escenario con Deadmau5 y desde antes de que Joel Zimmerman subiera al escenario, la expectativa del público aumentaba al ver el característico cubo luminoso y las cabezas de ratón arriba del escenario. Todo tipo de personas estaban congregados como si fuera a haber algún tipo de misa electrónica y llevar el logo del ratón o una réplica de su cabeza fuera obligatorio. La oportunidad para Deadmau5 de satisfacer a su público era ideal, pero las canciones del canadiense nada más no llegaban.

Introducciones, progresiones y beats pasaban sin que tocara algún éxito o una canción con la que la audiencia enloqueciera aunque la mayoría bailaban lo que les pusieran. Llegó el momento de “Strobe”, primera canción reconocible, sin que el público reaccionara intensamente. Finalmente, con “The Veldt” acabó la presentación de deadmau5 con algunos fans comentando que esperaban más mientras caminaban hacia la Carpa Bizco Club. Hasta hubo un outro de piano clásico como para correr a la gente.

Domingo

¿Es acaso el escenario Corona el principal? ¿Los que cierran cada escenario están en igualdad? No lo creo, Queens of the Stone Age tocaron después que los Arctic Monkeys que compartían horario con Sigur Rós. Puedes perderte a cualquiera de los dos, pero jamás una interpretación en vivo de “Mexicola”.

El escenario Corona empezó muy fuerte. Ice Age con esas guitarras potentes presagiaban la impresionante actuación de la banda encabezada por Josh Homme. Todos los que estaban ahí no podían dejar de pensar que en ocho horas iban a ver a QOTSA mientras escuchaban que la banda de Copenhague ejecutaba veloces canciones a la mejor manera del punk y hardcore. Los pocos asistentes se mostraron atentos y no dudaron en mover la cabeza junto a los ágiles golpes de batería: era un día para dedicar al rock.

The Black Angels en cambio bajaron el tempo de la música. Se inclinan un poco más hacia el garage rock, de manera que la pesadez de cada nota es fundamental. Además Stephanie Bailey, la baterista, llamó la atención de más de uno: una mujer totalmente seductora. El público para Bad Vibrations ya estaba interesado en lo que ocurría enfrente. A veces las partes más crudas de nuevo hacían pensar en Queens of the Stone Age.

La nota disonante en el papel era Capital Cities. ¿Qué tendrían que hacer un par de muchachos que tocan con sintetizadores y Macbooks en el mismo escenario que The Breeders y Miles Kane? Eso nos preguntábamos, pero nos comimos nuestras palabras, la verdad es que su actuación resultó ser una grata sorpresa. Quizá fueron los covers de Pink Floyd, los Bee Gees y Madonna, quizá fue el baile gracioso que hicieron para nosotros o la coreografía que enseñaron al público, quizá fue Spencer Ludwig, el trompetista que junto a su instrumento bailaban por todo el escenario y proyectaban muchísima energía; fue el conjunto de todo esto mezclado con las canciones que obligaban a todo el mundo a bailar. Capital Cities fue un paréntesis al río de rock del escenario Corona, pero hay que decir que se llevaron muchos aplausos.

Miles Kane dio inicio a los juegos de luces. Kane portaba una playera de la selección mexicana, de manera que el vínculo se estableció apenas salió al escenario. Un setlist muy ameno y el cover de “Sympathy for the Devil” de The Rolling Stones hizo que el público bailara y cantara durante la hora completa en que fue dueños del escenario.

Después de una pausa de una hora, The Breeders entran en escena y anuncian que van a tocar el Last Splash de principio a fin pues es su 20º aniversario. Gracias a que Fun. canceló su presentación, muchísima gente se fue la escenario Capital a ver a Vampire Weekend, de manera que los que estaban del otro lado del autódromo eran verdaderos fanáticos de la banda de Kim Deal. La mayoría pasa de los treinta años y un son público fiel, han venido a verlos atentamente. El escenario construye esa continuidad que supone el disco: las luces vienen en pares, primero moradas y azules, luego permanecen las moradas y las azules cambian a rojas, permanecen las rojas y las moradas cambian a amarillas, etc. Permanencia y cambio, el mismo disco con distintas canciones y un público agradecido con la banda.

El momento esperado por todos era la presentación de Queens of the Stone Age. Apenas terminó Sigur Ros en el escenario Light cuando ya empezaba todo el espectáculo de QOTSA. Gran juego de luces. En la pantalla a lo largo del show aparecieron muchas imágenes corporales: desde dientes, bocas y ojos hasta animaciones que sugerían vaginas. “Sí parecen” escuché al lado de mí. Todos unos rockstars, satisficieron las expectativas de muchísima gente: durante hora y media todos nos entregamos a su grunge melodioso. Homme dijo “today we’re at the top of the pyramid set… fucking amazing!” pero no sólo se trataba de que fueran cabeza de cartel, eran los dueños del festival. Iniciaron con un combo mágico: “You Think I ain’t Worth a Dollar, but I Feel like a Millionaire” más “No one Knows” que enloqueció a los fans. El setlist fue impecable, y la integración del juego de luces con la pantalla fue inmejorable: sí, había fuego en la pantalla, las luces eran rojas y amarillas y la música incendiaba los oídos de todos. También se integró el trabajo de diseño que tiene el nuevo álbum cuando tocaban canciones nuevas: todo estaba planeado. El encore fue grandioso: A song for the death. En la pantalla había cuervos negros volando sobre un fondo blanco. Era el momento de emprender el vuelo, de separarse. Al final, mientras el escenario se oscurecía, unas luces frontales apuntaban directo al público, la presentación había terminado, era momento de despertar.

El escenario Corona no decepcionó a nadie. He podido ver a The strokes, a The Black Keys y a Queens of the Stone Age en ese mismo espacio. Espero que siga así.