Testigo de la historia por más de siete siglos y sucesos clave para la sociedad francesa —la Revolución de 1789, la llegada de Napoleón Bonaparte al poder, la Primera y Segunda Guerra Mundial—, la catedral de Notre-Dame (Nuestra Señora) en París constituye uno de los símbolos más importantes de Francia y Europa.
Rodeada por el río Sena, Notre-Dame se ha colocado en la memoria colectiva no sólo de los parisinos, sino de las personas de otras ciudades. ¿Por qué? La catedral ha inspirado a la literatura, la pintura e incluso a la música, ha sido la fuente de distintas películas en la cinematografía mundial y el referente de los parisinos para hablar de sus raíces. Desde Víctor Hugo —con Nuestra Señora de París— hasta Napoleón Bonaparte, quien aprovechó el recinto para “coronarse” como emperador, el inmueble ha sido considerado como Patrimonio de la Humanidad y esta es su historia.
Notre-Dame
Ubicada en Íle de la Cité, en el Distrito IV, Notre-Dame fue creada en contexto de la expansión demográfica y “en medio del dinamismo económico que se vivía en París” en 1163 —año en el que se colocó la primera piedra para su construcción en presencia del papa Alejandro III— y además de reforzar la hegemonía de la iglesia en Francia y Europa, también constituyó uno de los símbolos del arte gótico de la época.
De acuerdo con la página oficial de la catedral, este inmueble histórico fue construido en 1163 —bajo el mando del obispo Maurice de Sully— y pasaron 182 años para que el edificio pudiera ser terminado, en 1345. Sin embargo, con los años siguientes, la iglesia francesa continuó haciendo modificaciones al interior de Notre-Dame —dedicada a la virgen María— y se construyó el coro, el altar mayor del coro, las tribunas, la galería alta, la aguja —que medía 96 metros— y las dos torres de la fachada.
La fachada se constituye en tres niveles horizontales y está dividida en tres zonas verticales, donde se distingue la torre norte, la torre sur, la Galería de las Quimeras, el rosetón occidental, la Galería de los Reyes y las puertas de acceso:
Puerta de la Virgen.
Puerta del Juicio Final.
Y la Puerta de Santa Ana.
El incendio de la Catedral de #NotreDame es una pérdida invaluable para la historia, la arquitectura, el arte y sobre todo para la humanidad 😢🔥 pic.twitter.com/7ACBO191oE
— Sopitas (@sopitas) 15 de abril de 2019
Notre-Dame también fue testigo del ascenso al poder y la coronación de Napoleón Bonaparte, quien se dio a la tarea de expandir el poderío de Francia en lo que el consideraba como el nuevo Imperio, de alguna manera traicionando los principios de la Revolución de 1789—1799, cuando el pueblo francés derrocó a sus reyes.
Además de las corrientes estéticas y arquitectónicas bajo las que fue diseñada, la importancia de Notre-Dame radica en que se convirtió en un importante referente para la literatura y pintura parisina. En cuanto a la literatura, Notre-Dame fue bandera del romanticismo del escritor Víctor Hugo, quien en 1831 publicó la novela Nuestra Señora de París —que ha tenido distintas adaptaciones en el cine francés e internacional—, contextualizada en el siglo XV.
En el siglo XX se convirtió en uno de los símbolos más importantes —en 1991 fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura)— no sólo para Francia, sino para toda Europa como un testigo de los estragos de la Primera y Segunda Guerra Mundial así como de la reconstrucción de Europa.
**Con información de notredamedeparis.fr.
**Foto de portada: Getty Images.