Ayer se cumplieron cuatro años de la desaparición de 43 estudiantes de la Normal de Ayotzinapa y parece que el caso está lejos de quedar esclarecido. Justo cuando se daban los actos para recordar a los jóvenes desaparecidos, las autoridades determinaron liberar a ocho miembros de Guerreros Unidos, grupo criminal relacionado con el hecho criminal.
El responsable de la decisión fue el magistrado de un Tribunal Colegiado de Tamaulipas, quien consideró que no existen las suficientes pruebas para asentar en su contra el delito de delincuencia organizada. En caso de querer rebatir la decisión de la justicia, la Procuraduría Genera de la República tendrá que presentar nuevos elementos que le ayuden a sostener el caso.
De acuerdo con diversos medios, la resolución no implica que ocho miembros de Guerreros Unidos queden en libertad de manera inmediata. Tienen más cercana la posibilidad, sin embargo, habrán de enfrentar primero otros cargos. Es decir, nomás libraron la acusación de delincuencia organizada.
En la decisión del Tribunal Colegiado está incluido El Gil, quien presuntamente ordenó el secuestro y asesinato de los normalistas. Además, también la libró El Pato, quien fue detenido en noviembre pasado y había confesado haber sido él quien entregó a los normalistas a la policía de Iguala y Cocula.
De haber confesado sin tehuacanazo de por medio, El Pato reforzaría la llamada “verdad histórica”, ya que después de haber entregado a los 43, estos habrían sido llevados al basurero de Cocula, donde lamentablemente habrían sido asesinados e incinerados.
Luego de cuatro años de investigaciones y diversos estudios, no son pocas las instancias que se han encargado de desmentir la versión anterior. Principalmente, porque – según especialistas – es evidente la imposibilidad de haber incinerado 43 cuerpos. “Nunca los van a encontrar, los hicimos polvo y los tiramos al agua”, fue uno de los supuestos mensajes que El Gil habría enviado a Sidronio Casarrubias Salgado, presunto líder de Guerreros Unidos.