Hace algunos días, por medio de un comunicado, la vinícola Casa Madero, que se ubica en el municipio de Parras, en Coahuila, anunció que “personas armadas” invadieron parte de la hacienda “de manera violenta” y se apoderaron de la infraestructura de riego.
El asunto es que detrás de esta situación hay una larga historia de lucha por el agua.
La empresa anunció, incluso, el cierre temporal de sus puertas al turismo. Pero ¿qué hay detrás de esta situación? Vámonos por partes…
El conflicto por el agua
Desde el año pasado, en 2021, campesinos del municipio de Parras, en Coahuila, emprendieron una lucha que incluyó plantones, marchas y protestas por el agua.
En julio alrededor de 300 habitantes de los ejidos de San Lorenzo, 28 de Agosto y San Buena, del municipio, salieron a las calles denunciando que Casa Madero no los deja entrar para repartir las aguas y, ahora, que les está dando menos agua de la que les corresponde.
Todo tiene origen en el Compartidero, instalación hidráulica que funciona como vertedero para repartir el agua y que se encuentra al interior de la propiedad de Casa Madero.
Ahora nos vamos a remontar a 1947, cuando los ejidatarios obtuvieron por decreto presidencial el compromiso de darles más de 50 litros de agua por segundo para uso agrícola. Además, por años los agricultores habían podido pasar por las tierras de la empresa para llegar al compartidero.
El asunto, según denuncian, es que no hace mucho la empresa levantó una barda en el predio de la instalación para evitar el paso de los agricultores y dejó de cubrir el acuerdo, bajando la dotación de agua a menos de 30 litros por segundo durante muchos años.
Esto pone en peligro crítico a sus cultivos, algunos de los cuales son nogales y patrimonio de varias familias.
¿Qué dice Casa Madero?
En el comunicado de la empresa, se afirma que antes de la toma del Compartidero un grupo de personas ya se habían presentado en las instalaciones con amenazas de invadirlas, por lo que se dio aviso al gobernador de Coahuila, Miguel Ángel Riquelme y al presidente municipal de Parras, Fernando Orozco.
Explican, ya de paso, que Casa Madero se unió a la Asociación de Tajos de Aguas de Parras, integrada por ejidatarios y empresarios de la región, para encontrar solución a la “escasez general de agua de uso agrícola” y que todos los usuarios “legítimos” tuvieran acceso a su dotación correspondiente a partir de lo que hay disponible.
Afirman que por eso se les hace extraña la “invasión” aún cuando se anunciaron acciones que “pondrían fin a problemas añejos que las autoridades no han logrado solucionar”.
Las denuncias de los agricultores
El asesor legal del Movimiento de la Defensa del Agua de Parras de la Fuente, Josué Hernández Morales, explicó para empezar que los campesinos no iban armados y que solo llevaban dos palas de tierra y un talache para poder hacer su compuerta y tomar el agua que les corresponde.
Afirma que por el contrario, la empresa mandó a guardias y hasta 6 perros de guardia para amedrentar a los campesinos e intimidarlos.
Ahora ya son más o menos 350 campesinos afectados: los de 28 de agosto, San Francisco, San Lorenzo, Balbucean, Palmeras y Ejido Parras.
El representante explica que Casa Madero nunca ha presentado papeles que demuestren que son dueños de esa agua. Afirma que, por el contrario, los campesinos del ejido San Lorenzo, que son los que se metieron al vertedor, sí tienen el decreto presidencial expedido por Lázaro Cardenas.
Aunque no asistieron representantes de Casa Madero, recientemente campesinos del ejido San Lorenzo tuvieron una reunión con el fiscal de Coahuila, Gerardo Márquez, para demostrar que no iban armados.
próximamente tendrán reuniones con autoridades de Conagua y el Tribunal Agrario pero mientras, interpondrán una denuncia ante la Secretaría de la Función Pública Federal y ante la Comisión Nacional del Agua porque, según dicen, documentaron que en Casa Madero están haciendo perforaciones para nuevos pozos de agua, cosa que no se puede desde 2013.