El mexicano condenado a muerte en Estados Unidos, Édgar Tamayo Arias, pidió que si el 22 de enero es ejecutado, en traslado de su cuerpo y su funeral «no meta mano el mentado consulado» porque «son puras pinches mentiras con esta gente, la verdad que me decepciona».
Según La Jornada, en una carta que envió el 7 de enero Tamayo a Pablo Castro Zavala, presidente de la Confederación de Asociaciones y Clubes de Morelenses en E.U.A., acusó a la Secretaría de Relaciones Exteriores y a «Derechos Humanos» de no hecho nunca nada por él.
El condenado a muerte acusó a las autoridades de consulado de que por años les pidió las copias de los reportes que envían a México sobre la visitas que le hacían una vez por mes «y nunca me lo han mandado».
Tamayo expresó:
«Quiero saber las mentiras que han mandado decir sobre nosotros (mexicanos condenados a muerte en Estados Unidos) principalemente de 2008 a 2013»
Expresó también:
«Mandé una queja para México ¿y sabes qué me dijeron? Que mi caso no era importante como para traerme a mis hermanos y hasta la fecha no han venido, parece que hoy iban a ir a México a ver si les iban a dar su visa como turista, pero de repente no se los dan y luego le tienen que calar por aquí por la frontera con la visa humanitaria, pero todo esto lo traté desde hace mucho tiempo»
«¿Te imaginas que mis padres no hubiesen tenido sus papeles en orden? Nunca los hubiera visto ¿y quiénes son los culpables de esto? El Cónsul General de Houston y los de México, la Secretaría de Relaciones Exteriores, ¿ qué se creen estas personas sin tomarnos en cuenta a nosotros?»
«No quiero que me usen»
Tamayo reitera su postura para con el gobierno:
«No quiero metan mano en nada, siempre que algún paisano va a ser ejecutado, siempre quieren quedar bien entre las cámaras para verse bien con el gobierno de México y los paisanos, y no quiero que me usen y claro, ya se los dije»
En la carta le pide a Castro Zavala que si lo ejecutan:
«por favor, le digas a todos los paisanos, mi México entero, que me disculpen por haberles fallado y llegado encajonado. Y ojalá que lo mío sirva como ejemplo para otras personas y recuerda que: “la cárcel no come, pero sí mata a nuestros seres queridos, y siempre vamos a ser las víctimas de nuestra pobreza y de nuestro propio color»
En el documento, Tamayo solicita a su tía Margarita que lo apoye con el traslado de su cuerpo y el funeral.
«Nunca me ha gustado pedirle nada a mi familia y menos dejarlos endrogados, y pues yo siempre preparándome en todo, ya tenía listo para mi funeral»
Al parecer, el traslado lo haría una amiga suya, de la que no da el nombre, sólo que al final no pudo por circunstancias de fuerza mayor:
«Mi amiga me iba a ayudar con ello, pero lamentablemente el maldito cáncer me la afectó y ahorita está en quimioterapia y pues ni siquiera va a poder estar conmigo y pues yo ya no le quiero decir nada»
Tamayo pide a Castro que ayude en lo que pueda a su tía:
«Mi tía Mago me dijo que ella arreglaba eso, pero la verdad que me siento hasta mal dejarla solita, y te quiero pedir de favor que se me puedes ayudar con algo para dárselo a ella, tú sabes que estas cosas son un poquillo caras»
La carta fue leída la mañana de este lunes por integrantes de la Copnfederación de Asociaciones y Clubes de Morelenses en Estados Unidos, en la ofrenda floral instalada en honor de la víctimas en el centro de Cuernavaca.
¿Qué hizo Tamayo para que le impusieran tal pena?
Después de dos décadas Édgar Tamayo podría estar enfrentándose al final de su historia.
Tamayo Arias tiene un origen humilde, a los 17 años sufrió un accidente en un rodeo en el que trabajaba, un toro lo golpeó y lo hirió de gravedad lo que le provó un coma.
Después se volvió agresivo y adicto a las drogas, pues tenía dolores de cabez intensos y no podía costear el tratamiento médico ni las consultas psiquiátricas.
Emigró a Estados Unidos para tener mejores ingresos y fue detenido por poseer una daga e intentar golpear a un ciudadano estadounidense. En 1991 fue acusado de robo y de lesiones por apuñalar al encargado del lugar con un destornillador, después fue acusado de intentar robar la batería de un auto y en el 93 de provocar una pelea en un bar.
EL delito final por el que fue sentenciado a muerte fue cuando unos oficiales lo detuvieron junto a otras personas que, presuntamente, habían cometido robo en un centro nocturno (esto fue en 1994).
El oficial Guy Gaddis trasladó a Tamayo y a otro sujeto, mientras conducía Édgar sacó una pistola y le disparó seis veces.
El caso de Tamayo fue motivo para un corrido de Los Tigres del Norte: