Para que los críticos de AMLO no sigan pidiendo aclaraciones con respecto a la renuncia de Carlos Urzúa (o pidan más), el propio exsecretario de Hacienda dio a conocer a quiénes y a qué se refería cuando en su polémica carta de renuncia mencionó “conflicto de interés” y “políticas públicas sin sustento”.
En entrevista publicada en Proceso, realizada por Hernán Gómez Bruera (más conocido ahora como el Facundo malo), Urzúa –pa’ pronto– señaló a Poncho Romo como una de las figuras que más incomodidad le causan en el equipo de AMLO. ¿Por? Pues, básicamente por el historial que se carga y por el uso que pudiera hacer de la información que obtendrá como jefe de la Oficina de Presidencia.
“Me cuesta entender el tipo de relación que tiene con el presidente. Ideológicamente Romo es un hombre de extrema derecha y en términos sociales oscila entre el Opus Dei y los Legionarios de Cristo. ¿Cómo un hombre así, que llegó a admirar a Augusto Pinochet y a Marcial Maciel, acabó no sólo siendo amigo de López Obrador sino incluso siendo el jefe de la Oficina de Presidencia?, se pregunta Urzúa, para luego aceptar que en su carta de renuncia hacía alusión a Romo cuando habló de “conflictos de interés”.
Por si este fin de semana se pusieron una de aquellas, que hizo que se les borrara del cassete todo lo ocurrido en los últimos siete días, les recordamos que hace unos días Carlos Urzúa abandonó su cargo como secretario de Hacienda… hecho que sacudió con harto vigor a la 4T debido a la carta con la que dijo “gürbay” a AMLO. “Esto fue motivado por personajes influyentes del actual gobierno con un patente conflicto de interés”, escribió Urzúa, dejando a varios preguntándose “¿de quién está hablando este güey?” La respuesta ahora la sabemos: se refería a Alfonso Romo.
“Es precisamente a él a quien aludo en mi carta de renuncia (…) No estoy diciendo que esto haya pasado en el caso de Romo, no me consta, pero dado que en la jefatura de la Oficina de la Presidencia se maneja a diario un cúmulo de información económica confidencial, uno quisiera que Alfonso Romo y sus familiares hasta de primer grado no tuvieran actualmente participación accionaria alguna en la Casa de Bolsa Vector”, criticó Urzúa.
Para el ahora exsecretario de Hacienda, Poncho Romo está en el gobierno de AMLO con la firme intención de volver a ser un empresario de los meros chipocludos, como fue en años anteriores, cuando hasta figuraba en las listas de Forbes. “Creo que su fin último es renacer”, indica Urzúa, apuntando que eso no tiene ninguna novedad, ya que lo de Romo son los negocios… pero lo que no deja de causarle curiosidad es por qué AMLO lo tiene como (casi) brazo derecho. “Entiendo su postura (de Romo), lo que no puedo entender es que López Obrador lo tenga en su gobierno”.
Y bueno, en lo que respecta a las “políticas públicas sin sustento” que menciona en su carta de renuncia, muchos estarán contentos por haberle atinado: efectivamente, Urzúa siempre estuvo en contra de la cancelación del aeropuerto de Texcoco y muy dudoso de los proyectos estrella del gobierno de AMLO: el Tren Maya, la refinería de Dos Bocas y, claro, el aeropuerto en Santa Lucía.
“Santa Lucía no empezará sino al menos en tres meses, el Tren Maya sigue en diseño… ¿para qué poner tanto dinero ahí cuando podría utilizarse para carreteras y otras cosas? Eso explica en gran medida por qué la inversión pública se cayó. Se ha puesto el dinero en grandes proyectos que apenas están empezando a madurar. Probablemente el presidente quiso asignarles recursos para mandar la señal de que esos proyectos iban en serio, pero creo que fue un error. Hacer una refinería como la de Dos Bocas no es óptimo en las condiciones actuales”.
En la entrevista publicada en el último número de Proceso, Urzúa indica que, además de todo lo anterior, el voluntarismo es el problema del gobierno de AMLO… pero bueno, eso ya será un problema que habrán de arreglar los que se quedan a chambear en la 4T. Urzúa hace poco dio a conocer que se dedicará a dar clases en el Tec de Monterrey y, en fin, nos quedaremos con las ganas de saber cuál hubiera sido el rumbo económico de México si él hubiera permanecido en Hacienda. “El presidente no quiere hacer una reforma fiscal. Yo sí, porque creo que es la única manera de abatir desigualdades. No sé por qué no quiere hacerlo”. Pos ahí pa’ la otra.