Para los que nomás esperan a que maten o golpeen a un periodista para criticar a las inútiles autoridades, el subsecretario de Derechos Humanos de Gobernación, Roberto Campa, señala que, aunque el periodista veracruzano recientemente asesinado – Cándido Ríos – había recibido amenazas de políticos y estaba inscrito en el Mecanismo de Atención a Defensores de derechos Humanos de Periodistas, “todo parece indicar” que el ataque en el que perdió la vida “no era contra él”.

Así que Epigmenio Ibarra, porfa, quítalo de tus conteos diarios…

“Todos los indicios apuntan a que el ataque está vinculado con otra persona, no con el periodista. Ha habido información en medios de algunos elementos que indican que se trató de un ataque contra otra persona y contra los escoltas de esa persona”.

Al momento de su asesinato, Ríos se encontraba junto a Víctor Arcelio Alegría, excandidato a síndico por el municipio de Acayucan y excomandante policíaco… muy conveniente elemento que sirvió para desestimar que el móvil del ataque fue callar al comunicador caracterizado por ejecutar un periodismo incómodo para las autoridades, de ahí que éstas lo hayan amenazado en varias ocasiones.  Uno de ellos, el exalcalde priista de Hueyapan de Ocampo, Gaspar Gómez Jiménez, a quien Ríos calificó como un tipo que “manda matar, desaparece y nunca es investigado”. Así lo denunció en un video que dejó antes de morir.

“Ese alcalde [Gaspar Gómez] lo mandaba detener, a golpear y a cada rato lo amenazaba de muerte. Hubo un tiempo en que dejó el periodismo por las amenazas de Gaspar Gómez, pero regresó”, recuerda Cecilio Pérez, director del Diario de Acayucan.

Por su parte, la hija de Ríos, asegura que – pese a lo que digan en Gobernación – a su padre lo mataron por ejercer su oficio, por medio del cual llegó a desenmascarar a caciques del pueblo… nuevamente nombrando al exalcalde de Hueyapan de Ocampo, por quien Cándido solicitó protección de las autoridades, la cual acabaron por concedérsela. Aunque no de la mejor forma: en su casa tenía cámaras de seguridad, rejas con alambre de púas y era vigilado por policía local… pero afuera de su hogar “él estaba totalmente desprotegido. Siempre (sufría amenazas) y creo que en el fondo él sabía que esto iba a pasar. Indirectamente nos preparó para esto”.

Pues los preparó mal… porque, para Roberto Campa, el asesinato perpetrado el martes “no tiene que ver con el análisis de riesgo del periodista, tiene que ver con otros riesgos vinculados con las personas que perdieron la vida en el evento”. Así que, aunque la muerte de Ríos parece demostrar que el Mecanismo de Protección está bien chafa, no es así… es que la seguridad no funciona cuando se ataca al de a lado.

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