Por Mariel Miranda

A los 11 años escuché por primera vez la historia de una mujer que estuvo a punto de ser secuestrada por dos hombres. Esa mujer era mi mamá, cuando tenía aproximadamente 23 años. “Si no hubiera sido porque se acercaron los muchachos que estaban en la esquina, me habrían subido a la fuerza a ese carro”. Ésa fue la forma de alertarme sobre los peligros que implicaba ser una mujer que toma el transporte público, que camina por la calle de día o de noche.

La Ciudad de México hace tiempo que es poco soportable para muchas personas, sobre todo para las mujeres. Según datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, desde 2015 la tasa de feminicidios a nivel nacional ha ido a la alza. Particularmente, en la capital, diez de sus alcaldías están entre los 100 municipios con mayor cantidad de feminicidios; Iztapalapa y la Gustavo A. Madero sobresalen particularmente.

En septiembre de 2018 aparecieron en redes sociales testimonios de mujeres que estuvieron a punto de ser secuestradas con el modus operandi “cálmate mi amor” o “no hagas berrinche.” Mi mamá se enteró de estos casos por las noticias: las decenas y cientos de anécdotas sobre mujeres que eran secuestradas en las estaciones del metro llegaron a redes sociales y, así, a la agenda pública. En días recientes, Zoé Láscari, Sandra Barrón, Dana Corres y varias otras mujeres se dieron a la tarea de mapear los casos.

Foto: Cuartoscuro.

La violencia de la que son víctimas mujeres día a día parece ser indiferente a las instituciones, además de que hay un profundo desconocimiento sobre cómo abordarla. Las reacciones a las denuncias de secuestro en el metro no se hicieron esperar; en varios casos, han sido lamentables La Procuraduría General de Justicia de la CDMX, por ejemplo, hizo un llamado a las víctimas para que denuncien, pues cuentan que, hasta el momento, hay pocos datos sobre lo ocurrido. La pregunta que se hace evidente es si las instituciones encargadas de investigar e impartir justicia son lo suficientemente confiables como para que las víctimas de algún delito se acerquen a iniciar un proceso. De acuerdo con los datos de la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción Sobre Seguridad Pública 2018 realizada por el INEGI, 93% de los delitos no se denuncian. Más aún, los ministerios públicos y procuradurías estatales están entre las instituciones que menos confianza inspiran, ya sea por sus procesos revictimizantes o por la percepción de que no realizan su trabajo. Incluso, se ha acusado a la administración de Mancera de inhibir las denuncias para maquillar las cifras de crímenes en la ciudad.

El Sistema de Transporte Colectivo Metro declaró también argumentando que el problema ya se atiende desde hace tiempo, pues existen vagones destinados sólo para mujeres. Definitivamente a los encargados del sistema o a los encargados de mantener comunicación hacia el exterior les hace falta actualizar la información que tienen y explorar los muchos testimonios que hay en redes sociales con hashtags como #AcosoEnElMetro y de los cuales se han escrito ya varios reportajes.

Estas instituciones van en línea con las prioridades y tipos de respuesta que dan quienes nos representan, así como de grupos de interés. En Jalisco, por ejemplo, hace un par de días desaparecieron el Instituto Jalisciense de la Mujer en una votación de quienes se supone deberían representarnos, además de que el presupuesto destinado a la agenda de género se redujo. Incluso con las mujeres organizadas a las afueras del Congreso local, los legisladores decidieron cerrar la puerta y aprobar la desaparición del instituto. A pesar de que en campaña el hoy gobernador Enrique Alfaro se comprometió a no dar la espalda a las mujeres y crear un mejor estado para todas y todos, a pocos meses de haber tomado el cargo decidió darles la espalda, a pesar de que apenas en 2018 se había declarado alerta de violencia de género para el estado. Además, en alguna de las respuestas a ciudadanos indignados por el cierre de un instituto tan importante para las mujeres, las redes de Alfaro lanzaron un primer tuit con el mensaje “No creo que las mujeres representen un grupo vulnerable.”

Si nuestros representantes e instituciones no son capaces de comprender que la violencia de género en México existe y son varios los casos, seguramente las cifras irán a la alza. Particularmente respecto al tema que ha tomado las redes sociales y medios de comunicación las últimas semanas: el primero de febrero la Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, dio a conocer las acciones que tomará su administración para acabar con las agresiones a mujeres en el metro. Estas acciones involucran la integración de mujeres en los ministerios públicos para que las víctimas sientan mayor confianza al presentar denuncias, así como ampliar el número de elementos de seguridad en el metro. Esta respuesta podría representar un gran paso para abordar el tema de violencia de género.

Queda por delante que la ciudadanía, y particularmente las mujeres, sigamos organizándonos para defender nuestro derecho a la ciudad. Esperamos que, en algunos años, los avances sean suficientes como para no volver a tener un solo caso más. La calle y la noche son nuestras.

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Mariel Miranda es activista en temas de transparencia y participación ciudadana.

Twitter:  @MarielMmi

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