Apenas van unas cuantas horas del régimen de excepción decretado por el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, a quien poco le importan las recomendaciones de organizaciones de derechos humanos. Es más, analiza retirar a su país de éstas.
A cuatro días de endurecer operativos en contra de pandillas (y quienes sólo sean sospechosos de ser parte de ellas) y 72 horas de haber decretado régimen de excepción, el presidente Bukele presume que ya tiene detenidas a más de 2 mil personas.
Para ser exactos, 2 mil 163 personas que, sin pasar por filtros, van directo pa’l bote. “Ninguno saldrá libre”, advirtió el presidente de El Salvador.
El que las autoridades estén arrasando parejo con “pandilleros” es aplaudido por buena parte de la población de un país asoleado por organizaciones criminales, como la Mara Salvatrucha; sin embargo, también han salido las organizaciones defensoras de derechos humanos a señalar su preocupación por los escasos filtros de detenciones que tiene Bukele y las autoridades: nomás con que parezca, es suficiente.
Por ejemplo, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos expresó su preocupación no sólo por el decreto de régimen de excepción y que las autoridades de El Salvador estén agarrando parejo, sino por las condiciones de los presos:
Es preocupante “el anuncio sobre que las personas privadas de libertad permanecen en encierro 24 horas con alimentos reducidos y despojadas de sus colchonetas”, expresó la CIDH. “El Estado debe revertir urgentemente todas las medidas que pongan en riesgo la vida e integridad de las personas que están bajo su custodia”, recomendó…
Sin embargo, Bukele no muestra la mínima intención de hacer caso e, incluso, expresó sus intenciones de retirar a El Salvador de organizaciones como la CIDH. “Ni una sola palabra sobre las víctimas de estos asesinos. Queda claro de que lado están. Los países deberíamos de evaluar retirarnos de estas organizaciones internacionales que solo buscan mantener a nuestra gente sufriendo”.
¿Cárceles de El Salvador podrían ser ollas exprés?
Además de incrementar la población de los centros de detención (sólo en cuatro días van directo más de 2 mil), con el régimen de excepción el presidente Bukele pidió endurecer el trato a los reos. No sólo racionar los alimentos y quitarles “privilegios” (como una simple colchoneta), sino también tenerlos completamente encerrados las 24 horas del día. Ni siquiera al patio pueden salir, presumió el presidente centroamericano.
Los que más se han preocupado porque Bukele está haciendo de las prisiones unas ollas exprés que podrían estallar en cualquier momento, son los representantes de la oposición… sin embargo, el mandatario usa las críticas para tratar de acusa que, que quienes defienden a los pandilleros, van en contra de salvaguardar a la población.
Lo anterior es “revelador”, dice… también burlándose de quienes cuestionan los parámetros que utilizan los policías al momento de ejecutar sus detenciones: “La oposición aparte de ser protectora de criminales es imbécil”.
