El día de hoy, el Senado aprobó tanto en lo general como en lo particular, la reforma energética, pero se aprobó un dictamen que salió de… bueno, sólo priistas y panistas saben de dónde. De todos modos, como eran mayoría, se aprobó y rápidamente se pasó a San Lázaro.

Ahora quisimos hacer una recopilación de las opiniones vertidas por nuestros focos de opinión, el problema es que la mayoría hablan de la reforma tanto de manera general, como del dictamen anterior. Aún así, muchos de ellos muestran claramente estar a favor o en contra de la reforma, aunque sea en términos muy específicos.

Ahora, creemos que es bueno que recordemos algunas de las opiniones de varios de ellos, sólo para tenerlas en mente en un futuro, pase lo que pase, tanto para bien como para mal, ya saben, para esto de hacer memoria y ya no estar olvidando lo que hacen los focos de opinión cada vez que emiten un comentario.

Empecemos con una opinión algo vieja, la de el ex candidato Gabriel Quadri , quien expresó el 14 de junio del 2013:

«Dando por descontado que la negociación con el PAN es más expedita dada su presumible afinidad con el sentido de los cambios constitucionales requeridos, es claro que el gobierno debe ofrecer algo muy atractivo a la izquierda institucional, como premio o incentivo, si es que ésta se decide y es capaz de emprender su propia reforma. O bien, debe estar dispuesto a dar la batalla, tanto en las calles como en la opinión pública, ejerciendo con prudencia y en el marco de la ley, pero con firmeza, la fuerza legítima del Estado. Sobre todo, debe hacer acopio de municiones mediáticas y de persuasión o pedagogía colectiva sobre el imperativo y la racionalidad de la reforma. Debe prepararse para reclutar medios, analistas, y especialistas en comunicación política, y confeccionar una plataforma muy sólida de argumentos.

Será la verdadera batalla de las ideas por la modernización de México. Se trata, ni más ni menos, de codificar nuevos valores públicos en el imaginario nacional: No hay razón alguna para sostener monopolios en hidrocarburos, al igual que en todos los sectores o actividades económicas que no son monopolios naturales; la competencia es indispensable para lograr eficiencia y desarrollo tecnológico»

Sergio Sarmiento en su columna “Jaque Mate“ del 13 de agosto, nos dijo que “no hay indicios de que el General Lázaro Cárdenas quisiera una industria sin inversión privada“ y recuerda que fue hasta 1960, en la administración de López Mateos que se impuso la restricción: “Tratándose del petróleo y de los carburos de hidrógeno sólido, líquidos o gaseosos, no se otorgarán concesiones ni contratos, ni subsistirán los que se hayan acordado”. Para él, volver a los estatutos de Lázaro Cardenas le parece un soplo de aire fresco, en contraposición a la “tan lamentable el resultado del cierre de la industria que impulsó López Mateos“.

Los medios internacionales

Uno de los primeritos que estuvieron hablando de la reforma y hasta la tuvo en sus primeras planas fue The Wall Street Journal.

El 16 de agosto el diario español El País, publicó su editorial dedicada a Pemex, ahí afirma que el nacionalismo petrolero es un lastre para el desarrollo y con la Reforma del sector energético, el presidente Enrique Peña Nieto pone fin a 75 años de monopolio estatal. El PAN considera la reforma insuficiente, pero lo más probable es que la apruebe, lo que garantizaría los dos tercios necesarios en el Congreso para reformar la Constitución. El diario español sitúa a la izquierda de Morena, como la izquierda radical, que promete movilizar a las masas y la izquierda moderada del PRD, que se opone a la reforma energética y propone cambios en el régimen fiscal y presupuestario.

The New York Times publicó en su editorial del 20 de agosto que la reforma energética sería benéfica para México, porque ayudaría a vivificar este sector productivo en el país y le daría un necesario impulso a la economía nacional; el diario indicó que México tiene una de las mayores reservas de petróleo y gas natural en el mundo, pero su producción ha declinado debido a que Pemex no cuenta con el dinero o la experiencia para explotar pozos de aguas profundas o yacimientos de gas.

El Informador advirtió el 30 de agosto del impacto negativo que podría tener en Pemex la inclusión de México en el Acuerdo de Asociación Transpacífico, propuesta de libre comercio para países bañados por las aguas de este océano.

El 12 de septiembre, The American Thinker, publicó un artículo de análisis en el que se extrañan de la existencia de un monopolio legal estatal del petróleo. Se inclinan definitivamente por la inversión privada y advierten que, de no llevarse a cabo, “México será un importador de petróleo en 2020.” Así mismo, compara el número de refinerías estadounidenses con las mexicanas: 139 contra 7. El artículo resulta realmente interesante en sentido informativo pero tiene un fuerte error: de la necesidad de una reforma, infiere la necesidad de inversión extranjera sin argumentar.

Estados Unidos pretende que las empresas de todos los miembros compitan libremente, prohibiendo el subsidio o apoyo estatal a todas de ellas, sin importar si son públicas o privadas.

Esta semana

Para Leo Zuckerman, en nuestro país, aún no hemos podido pasar de un Estado interventor a uno regulador y es que, según este hombre, uno de los argumentos en contra de la reforma energética es que el Estado mexicano no puede regular por sí mismo a empresas poderosas.

La discusión no es baladí, recordemos que en Estados Unidos las empresas privadas estaban haciendo tonto al Estado en la explotación de petróleo en Alaska… y es Estados Unidos.

Así que, para Zuckerman es prioritario ponernos a considerar esta cuestión.

Para él, el argumento es muy bien explicado por Carlos Puig en su columna, pero no cree que la conclusión de éste último sea acertada, él la cita:

«pero soy también un pesimista crónico. Soy realista. La industria de la energía es una de las más poderosas del mundo […] Es, según los expertos, una de las que más y mejor regulación necesitan. Y en mi país no sabemos regular ni supervisar absolutamente nada»

«Cuando medio sabíamos regular elecciones decidieron acabar con el IFE. Cuando la Cofeco tomó un par de tibias decisiones que afectaron a alguien, la cambiaron por otra. No veo a los bancos temblando frente a sus reguladores. Las telefónicas han hecho lo que se les pega la gana y cuando el Ifetel afectó medio interés de medio actor del sector, lo destruyeron. Cuando el IFAI se organizó para que supiéramos un poco más de quienes nos gobiernan, lo hicieron pedazos. Cuando TV Azteca se robó una señal, nadie en el gobierno se dio por aludido»

Pasa Zuckerman, Puig tiene razón, México no ha podido pasar de ser un Estado interventor a uno regulador (y si no, preguntemos lo que hacen las instituciones que regulan la corrupción), los teléfonos, la televisión los bancos, todos eran del Estado, llegaron los 80, fueron privatizados y ahora no hay quién los regule.

Puig dice:

«Si no podemos con unos taxis, cómo le vamos a hacer con Exxon o Shell o BP […] En el país que de por sí gobiernan los fácticos, para qué invitamos más»

Pero bueno, a Zuckerman no le funciona la fórmula «más vale malo conocido que bueno por conocer» y prefiere el «hay que aprender de nuestros errores». Así que está de acuerdo con la reforma:

«La prioridad de la nueva regulación petrolera debe maximizar la renta de la extracción de hidrocarburos. Esto significa privilegiar esquemas jurídicos fáciles de administrar y fiscalizar. He ahí la gran virtud de las concesiones (aunque quieran llamarlas “licencias”) versus los contratos de utilidad compartida que quería Peña»

Al final le dice a Puig que, si tan mal lo ha hecho el gobierno regulando la iniciativa privada en banco, teléfonos y televisión ¿por qué no volver a estatizarlas? Claro que ésta es una afirmación retórica.

Por otro lado, Luis Téllez Kuenzler, presidente de la Bolsa Mexicana de Valores, dijo el día de ayer que los Mercados ven bien la reforma energética, expresó:

«¿Qué es lo que significa esto? Que las empresas están viendo oportunidades de crecimiento y por eso están yendo por capital; y por el otro lado los inversionistas, tanto los nacionales como los extranjeros, están ciendo también expectativas de crecimiento y por eso están comprando a las empresas mexicanas, debido a que tenemos una economía muy sólida y, por el otro lado, debido a las expectativas de las reformas en general»

Una visión bastante optimista, esperemos que (ojalá no) cuando no nos vaya tan bien como dice, se acuerde de sus palabras.

Añadió:

«yo veo la reforma energética […], como una reforma que abre el sector energético a nuevas posibilidades, destapa el potencial energética de México en un momento, en que México está en una situación muy complicada porque los Estados Unidos, nuestro principal socio comercial, tiene costos energéticos muy bajos tanto en gas como en electricidad»

Ackerman expresó esta semana:

«La nueva versión de la contrarreforma energética deja más clara que nunca la intención de la clase política de lucrar personalmente con el regalo del oro negro a las empresas trasnacionales. Convierte Petróleos Mexicanos (Pemex) de un organismo descentralizado en una empresa productiva del Estado; permite todo tipo de contratos y licencias legalmente equivalentes a concesiones públicas y otorga al Ejecutivo federal la facultad discrecional, sin supervisión legislativa alguna, de determinar las partes del territorio mexicano que serán explotadas por Pemex y las que corresponderán a Exxon-Mobil y Royal Dutch Shell. Será el reparto del pastel más grande y cínico de la historia en el que a todos los políticos y funcionarios cómplices les tocará una sabrosa rebanada.»

En fin, este es uno de varios recuentos que haremos para que luego no digan que nadie dijo nada. Ya el tiempo, y nosotros, juzgaremos su proceder.

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