Con Río de Janeiro como la sede de los Juegos Olímpicos de este año, muchas de las situaciones políticas y sociales de Brasil han salido a la luz. Como el hartazgo del pueblo, el cual ha hecho resonar su voz gritando “¡Ya basta!”, ante la corrupción de su gobierno y de su tambaleante economía.
Esto nos ha llevado a cuestionarnos sobre como se llevarán a cabo los Juegos Olímpicos. No nos sorprendería que las manifestaciones fueran en aumento, aún si Dilma Rousseff renunciara a su cargo como presidenta de Brasil.
Pero para poder entender bien el panorama que se estará viviendo en agosto de este año, retomaremos los puntos más importantes que han llevado al pueblo de Brasil a manifestarse en contra de este evento y de su gobierno.
El caso Petrobras
Pero parece ser que depositaron algo más que eso, ya que la empresa está siendo investigada, por el que podría considerarse como el movimiento de lavado de dinero más grande en la historia del país. Con un desvío de 3 mil 200 millones de euros en sobornos.
En 2013, comenzó la Operación Lava Jato, en la cual la Policía federal de Curibita (estado de Paraná) descubrió una operación de lavado de activos de mediano tamaño. Esto los llevó hasta el cambista Alberto Youseff, experto en lavado de dinero.
Su testimonio, junto al de Paulo Roberto Costa, ex director de Abastecimiento de Petrobras, hizo explotar el escándalo a nivel mundial.
La empresa Petrobras licitaba sus obras a grandes empresas de ingeniería y construcción de Brasil, como parte de un programa impulsado por el presidente Lula y su entonces ministro de Energía, Dilma Rousseff, para estimular la creación de empleos en el país.
Para favorecer la contratación de ciertas empresas, la petrolera brasileña pedía sobornos que rondaban el 3% del presupuesto, que se repartía entre políticos y empresarios. El dinero era reintroducido al sistema a través de negocios de hoteles, lavandería y estaciones de gasolina para ser blanqueado. Luego se transfería al extranjero, a través de empresas “falsas”, a cuentas en China.
Entre las figuras que sobresalieron tras esta investigación, se encuentra el expresidente Lula, quien hasta el día de hoy, ha hecho lo imposible para limpiar su imagen, incluso intentando convertirse en ministro para no poder ser enjuiciado. Todo esto resulta irónico, ya que en 1988, Lula exclamaría lo siguiente:
“ En Brasil es así: Cuando un pobre roba, va a la cárcel; pero cuando un rico roba, lo hacen ministro.”
Ante tal falta de vergüenza, la población de Brasil salió a manifestarse en las calles, juntando a millones de personas en una sola voz. Junto al Juez Sergio Fernando Moro, quien se ha dado a la tarea de investigar a todos los implicados en este caso, demostrando su solidaridad con la gente.
Le gente lo ha dejado muy claro: Dilma debe de renunciar y dejar el camino abierto para los que quieren los mejor para Brasil.
Si bien la renuncia de este gobierno no podría arreglar todo, este sería un gran paso, ya que afortunadamente, Brasil se encuentra unido.
El Mundial de Futbol 2014
Al igual que con los Juegos Olímpicos, Brasil vivió uno de sus peores momentos ante la inauguración del Mundial de Futbol en el año 2014, debido a manifestaciones por la inseguridad en el país, sobre la falta en la economía, la cual se concentró en poder financiar dicho evento.
Se suscitaron fuertes enfrentamientos entre sindicatos de trabajadores y policías alrededor del país, pero a pesar de esto, el mundial se vio realizado, dejando una enorme resaca económica para Brasil, de la cual aún no se han podido recuperar.
Se desembolsaron 13 mil 600 millones de dólares, cifra que superó en un 312% la suma propuesta por el comité organizador, la cual era de 3 mil 300 millones de dólares. Teniendo en cuenta que los 2 trimestres anteriores al evento, resultaron en una negativa en su crecimiento, no era plausible que la población se sintiera a gusto por recibir al Mundial.
Es probable que esta situación se vuelva a repetir, pero aún peor que la ocurrida en 2014.
La corrupción en todos los ámbitos
Ocho ministros han caído; siete de ellos, por un mismo motivo: Estar envueltos en escándalos de corrupción política, los cuales han sido revelados por la prensa de manera muy diligente. Y no sólo eso, ya que estas investigaciones han sacado a la luz que la mayoría del lavado de dinero que se lleva a cabo en Brasil, proviene del presupuesto público.
Y esto no se queda sólo en las instancias burocráticas, sino también se extiende a la policía militar y el Ejercito, los cuales tienen fuertes enfrentamientos casi de manera diaria con varias de las bandas y cárteles que habitan en la favelas.
Esto nos lleva a:
La violencia en el país
Estos factores, más la pobre infraestructura del país, han hecho que las autoridades no puedan llegar a ciertas partes con facilidad, además de colindar con 10 países sudamericanos. Siendo 4 de estos, países cuya producción de drogas es de las más grandes de Latinoamérica.
Esto ha convertido a Brasil en el segundo país con mayor consumo de drogas en todo el mundo.
Según varias estadísticas, Brasil figura entre los países más violentos en el mundo, teniendo un gran número de fatalidades, producto de los enfrentamientos entre la policía y los grupos criminales que distribuyen la droga.
La discriminación de las clases bajas
Esto ha llevado a una desigualdad social muy marcada, la cual se puede presenciar ante la vista de las zonas residenciales y de la decadente vista que presentan las favelas.
Así mismo, las favelas constituyen una suerte de Estado dentro del Estado, con sus propias jerarquías, leyes, sistemas judiciales y penales. Con la ausencia de un Estado, las favelas han sido el nido de narcotraficantes, quienes mantienen la miseria y el desempleo para así seguir reinantes.
El costo de la inseguridad
Estos costos ascienden a los 25 mil millones de dólares anuales, de los cuales tan sólo mil millones corresponden al sector bancario y financiero. Debido a los altos niveles de criminalidad, los costos de instalación de medidas de seguridad para una nueva empresa son 30% más altos que a los de otros países.
Y para colmo, los problemas de violencia en Brasil se expanden más allá de sus fronteras, recibiendo a un fuerte número de criminales de otros lugares, quienes controlan el mercado de drogas en el resto de Sudamérica.
Obviamente esto hace que el capital extranjero entre con mayor dificultad, lo cual se ha convertido en un problema aún más grande ante la caída económica de China.
Los problemas con China
A pesar del impresionante crecimiento económico de China, el gigante asiático ha empezado a decaer. Esto se ha convertido en un gran problema para Brasil, ya que China es de los principales compradores de las materias primas brasileñas.
Esta caída ha aumentado las expectativas de que Brasil sufra su peor recesión en 25 años.
“ La situación de China y el acomodamiento de su moneda tomó a Brasil por sorpresa en un momento en que se encuentra con una economía debilitada, lo que agravó más su problema.”
Para Marco Oviedo, economista en jefe de Barclays para México, la economía sudamericana aún no ha atravesado por su momento más crítico.
“Lo peor para Brasil está por venir. Probablemente pasará por unos 3 años difíciles hasta que se haga un cambio en el gobierno de manera radical o que este gobierno logre tener un nuevo acuerdo con nuevas políticas y comience a implementar reformas, sobre todo en la parte fiscal.”
Toda esta situación no nos es extraña, ya que tanto la violencia como la corrupción, son serios problemas que atentan contra nosotros los mexicanos. Tal vez sea tiempo de hacer lo mismo y tomar las riendas de nuestro destino.