No es un secreto que el mundo digital creado en Twitter tiene millones de habitantes falsos que cambian la manera en la que se desarrollan las conversaciones, le hacen montón a sus rivales o simplemente se dedican a crear falsos apoyos a la corriente política que los haya comprado. Comúnmente les llamamos bots.
Si hacemos un ejercicio de memoria, a mediados de 2019, los reguladores de la red social del pajarito bloquearon cerca de 70 millones de cuentas sospechosas. Y aún así no estamos ni cerca de terminar con el fenómeno.
En México la aparición de hashtags impulsados artificialmente se ha convertido en una práctica común en ambas esquinas de la política… pero llamarle bot a todo lo automatizado que viene a ensuciar la conversación de política es una curiosa equivocación técnica.
Existen decks, trols, chatbots, sockpuppets y un montonal de otras movidas digitales.
Si solo ves bots en un lado de la política, lamentamos decirte que algo está fallando en tu consumo de redes sociales. Aunque en México quieran hacerle como que solo “sus rivales” hacen algo malo, vale la pena señalar que esto pasa en todos los bandos de la conversación.
¿Y cómo navegar en estas redes sociales?
La verdad es que algunos bots de Twitter son super fáciles de identificar y otros son un poco más complicados gracias a su parecido con las acciones de una persona real. ¿Un tip? Que utilicen el hashtag #NoSoyBot las hace igual de confiables que los príncipes nigerianos que tienen un estupendo trato de negocios que ofrecerte.
¿Qué es un bot?
Hay que dejar clarísimo que un bot (abreviatura de robot) es un programa, un software, que se utiliza para hacer tareas automáticas en redes sociales. Desde publicar mensajes establecidos, dar retuits, repartir likes o cosas más avanzadas. El chiste es que no son una persona.
No existe un solo modelo de bot y van cambiando por su complejidad.
Hay unos que son bastante cotorrones (como el que te da la hora como si fuera el Big Ben), otros que son de utilidad comercial (como los bancos que te responden de volada pidiendo atenderte en Mensajes Directos) y hay otros, los que nos importan para este ejercicio, que son los que simulan cierto grado de interacción y se conocen como chatbots.
Mediante una sencilla programación (en menos de media hora si eres leído en el asunto) puedes tener listo un chatbot primitivo. La cuenta falsa tuiteará los mensajes que le tengas programados, retuiteará a las cuentas que le digas y hasta puede responder con algunas frases pregrabadas si alguien los etiqueta en una publicación.
Simulan ser una persona verdadera y son de mucha utilidad para difundir propaganda y echarle porras (o tierra) a su político de preferencia.
Cada vez son más “humanos” en su programación: ahora ya los apagan en las noches para simular que duermen y los escriben con faltas de ortografía o dedazos para darles más realismo.
¿Qué es un sockpuppet?
Imagínate una marioneta de calcetín –sin vida– aventada por ahí hasta que alguien decide hablar por ella. Justo eso es un sockpuppet… pero en digital.
Millones de cuentas de Twitter están listas para actuar: traen foto y nombre. Pueden llevar apagadas meses o años, solamente a la espera de que alguien se meta para comenzar a esparcir el mensaje político que necesitan. Lo complicado de estas cuentas es que (muchas veces) sí tienen una persona detrás.
Una misma persona con pésimas intenciones puede tener un montón de sockpuppets a su disposición.
Nomás es ir cambiando de cuenta y volver a escribir sus mensajes políticos. Le das unos cuantos likes a tus compadres, retuit a tu político de preferencia y listo: es momento de cambiar de marioneta para repetir el proceso.
¿Qué es un deck?
Un grupo de cuentas populares (con muchos followers) se unen para formar un deck.
Una vez adentro, gracias a un sistema organizado de retuits en masa, los tuits de sus miembros (o de las personas que les paguen) pueden ser vistos por millones de usuarios. “Nos volvemos virales casi diario”, escribía el dueño de un deck en Estados Unidos.
What is Tweetdecking? Here’s why Twitter suspended multiple popular accounts https://t.co/sqrWxqiihf pic.twitter.com/UjK35XFJkW
— Newsweek (@Newsweek) March 13, 2018
¿Son bots? No. ¿Son cuentas falsas? Tampoco. Lo que sí son es un modelo millonario de visibilidad que utiliza técnicas artificiales para darle vuelo a mensajes de propaganda o de golpeteo político.
¿Qué es un trol?
Piensa en los reventadores de las marchas en las calles… ahora imagínatelo en una red social.
Los troles se montan en conversaciones razonables entre los usuarios de Twitter y buscan alterarla: usan mensajes provocadores, irrelevantes, violentos, falsos o insultantes. Ocasionan peleas, enojos y sirven para desacreditar las pláticas o simplemente destruir lo que pudo haber sido una fructífero diálogo político.
En muchas ocasiones, los troles pueden tener sus propias cuentas para molestar o usan sockpuppets para llegar a reventar. El chiste es que existen y vale la pena tenerlos en cuenta. Un adagio histórico de internet señala: “No alimentes al trol”.
No les concedas atención. Aunque suene complicado.
¿Y ahora?
Poder determinar si una cuenta es un bot (o cualquiera de los otros reventadores digitales que te contamos acá arriba) es un enredo complicado. Existen herramientas que miden la actividad de la cuenta para determinar si son bots que te pueden ser de utilidad (AQUÍ hay una) pero tampoco son una ciencia exacta.
El chiste es hacer preguntas críticas sobre el contenido que comparte la cuenta que estamos viendo y la facilidad con la que se hace viral o sus mensajes políticos aportan algo a la conversación.
Por su parte, desde hace algunos años, el CEO de Twitter mencionó que ya estaría prohibida la publicidad política en sus redes sociales. “Creemos que los mensajes políticos tienen que ser ganados, no comprados“, escribió Jack Dorsey (@jack). “La poderosa publicidad por internet trae consigo riesgos enormes a la política, donde puede influenciar votos y afectar la vida de millones”
Mientras, puede servir acordarte: el deck ayuda a la viralidad, el bot es un software, el trol no entiende de razones y el sockpuppet nada más finge ser persona.