El primer ministro de Reino Unido, Boris Johnson, está en modo “me vale, se hace porque quiero”… y aunque de varios sectores le decían que eso de deportar a solicitantes de asilo a Ruanda no estaba nada bien, él estaba necio… tuvo que intervenir un tribunal europeo para pararle el tren.
De último minuto, el vuelo que mandaría a la primera tanda de migrantes de Reino Unido a Ruanda fue detenido, gracias a un fallo del Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) emitido a favor de uno de los siete futuros deportados. Ya teniendo el precedente, los abogados aplicaron la misma con el resto de los solicitantes de refugio y, así, el avión ya no despegó..
De acuerdo con The Guardian, la decisión representa un “golpe significativo y vergonzoso” para el primer ministro Boris Johnson, así como para la ministra del Interior, Priti Patel. Ambos, en mayo pasado, prometieron que miles de solicitantes de asilo serían enviados a Ruanda… tomando a éste como “tercer país seguro”, algo que quizás le suene muy familiar a México.
Especialistas señalan que Boris Johnson decidió tal medida en un intento desesperado de subir su popularidad, luego del PartyGate… sabiendo que hay un gran sector conservador en Reino Unido que le aplaudirá cualquier tipo de acción que reduzca la migración irregular. Nada más que no le salió del todo bien: fueron más las voces de indignación y rechazó a la nueva política migratoria.
“Es una política inmoral que avergüenza a Gran Bretaña”, criticó un texto firmado por los principales líderes de la iglesia anglicana, incluyendo al arzobispo de Canterbury, Justin Welby. “Debería avergonzarnos como nación”, agrega la carta publicada en The Times.
El caso que desembocó en el freno a la medida migratoria de Boris Johnson fue el de un ciudadano iraquí de 54 años que llegó a Reino Unido en busca de asilo luego de cruzar el Canal de la Mancha en un bote. Solicitó ser considerado refugiado, ya que en su país de origen corría peligro su vida… sin embargo, a los cinco días se le avisó que iba a ser enviado a Ruanda, pese a que el doctor del centro de detención donde se encontraba emitió un informe en el que asentó que el sujeto pudo haber sido víctima de tortura.
La defensa del ciudadano iraquí envió una carta al Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH), el cual determinó que éste no debía ser enviado a Ruanda, ya que allá no tendría acceso a procedimientos justos y eficientes. El fallo fue tomado por el resto de los seis inmigrantes que iban a ser enviados a África (sí, sólo siete en total para todo un avión… antes otros 30 la habían librado con apelaciones) y, por ello, en definitiva, el avión nunca despegó.
Boris Johnson ya preveía la decisión del mencionado tribunal, incluso había amagado con retirar a Reino Unido de la Convención Europea de Derechos Humanos… sólo para no tener obstáculos en la aplicación de su nueva política migratoria.
Y bueno, ¿porqué a Ruanda?
El gobierno de Boris Johnson entró en conversaciones con varios países para ver quién iba a ser el afortunadote de recibir las responsabilidades que le correspondían a Reino Unido… y luego de ser bateado por muchos, pudo llegar a un acuerdo con Ruanda.
Aunque hay reportes de violaciones a derechos humanos en centros de detenciones de Ruanda, Johnson aseguró que eso era cosa del pasado… ahora es un país completamente seguro y reconocido por la forma en que son recibidos e integrados los migrantes.
A cambio de servir de tercer país seguro, Ruanda recibirá de Reino Unido una inversión de 120 millones de libras esterlinas, las cuales servirán para proyectos de desarrollo y crecimiento económico… y claro, financiamiento para procedimientos de asilo, alojamiento e integración.
El negoci… digo, el acuerdo sigue. “No seremos disuadidos de hacer lo correcto y cumplir con nuestros planes para controlar las fronteras de nuestra nación”, advirtió la ministra del Interior, Priti Patel.