Tabletas de yodo, un escudo de defensa aérea y ahora: una bomba sucia. Mucho se ha hablado de los recursos de defensa u ofensiva de Ucrania, la OTAN —aunque no participa de manera directa— y Rusia en una guerra que comenzó con la invasión de las tropas rusas a territorio ucraniano en febrero de este 2022.
Con estos recursos ya ven que se han abierto también nuevos capítulos en este conflicto que le ha pegado a todo el mundo mediante sus efectos —el alza en los precios de los alimentos o el temor por la escasez de gas allá en la Unión Europea.
Pero últimamente ha estado sonando mucho el uso de una bomba sucia como un supuesto autoataque planeado por Ucrania, según Rusia.
¿Por qué lo dice?
Mmmm… Serguéi Shoigú, ministro de Defensa de Rusia, tuvo una ronda de llamadas con líderes militares de Estados Unidos, Turquía, Francia y Reino Unido.
Allí, Shoigú comentó que Ucrania planea un autoataque —en su propio territorio— para luego echarle la culpa a Rusia y con esto hacer aún más grande el conflicto.
Este autoataque, supuestamente, lo haría con una bomba sucia y, ¿cuál fue la respuesta de las otras naciones? Los aliados de Ucrania vieron esta info más bien como una amenaza y creen —chequen— que es un pretexto más del gobierno de Vladimir Putin para una respuesta militar más ruda contra los ucranianos.
¿Qué es una bomba sucia?
Va la info que tienen los CDC (Centros para el Control y Prevención de Enfermedades) en su catálogo de Emergencias por Radiación:
Una bomba sucia es un arma que combina explosivos —como la dinamita— con perdigones o materiales radiactivos.
A la bomba sucia se le conoce como dispositivo de dispersión radiológica (RDD) y si bien no le alcanza para provocar una explosión atómica —como las armas propiamente nucleares— sí provoca explosiones que arrojan material radioactivo en la zona donde cae.
El principal riesgo de la bomba sucia son las explosiones, no la radiación. Estas explosiones causan lesiones de gravedad y daños a la propiedad, mientras que el peligro por radiación lo enfrentan las personas que están muy pero muy cerca del sitio donde la bomba explota.
Aunque también existe el riesgo de que el polvo o humo radioactivo se dispersen en una mayor distancia y afecten a las personas que respiran este polvo, coman alimentos contaminados o beban agua contaminada. Las consecuencias son el padecimiento de enfermedades graves inmediatas.
Se sabe que grupos terroristas ocupan este tipo de bombas, mientras que en la mayoría de los gobiernos hegemónicos su uso está descartado —AQUÍ pueden leer el reporte del Instituto Español de Estudios Estratégicos, publicado en 2021, sobre el armamento radiológico, como la bomba sucia, y su uso.