En nuestro país pululan las leyendas urbanas. Cosas que todos aseguran que pasaron —o que todavía pasan—, pero de las cuales de plano no hay pruebas. Estas se comparten de boca en boca y, por lo general, se dan por ciertas. Así vamos incorporando estas fantasías colectivas en el ideario nacional. Tin Tan iba a aparecer un la portada del Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band pero se lastimó la rodilla y Luis Roberto Alves Zaguinho iba a jugar en un equipo importantísimo de Europa pero el América no lo dejó salir. Es por todos sabido que en las salas de cine, a finales de los ochenta, colocaban jeringas con sangre para contagiar de VIH a los asistentes a algunas función. El metro cuenta con túneles secretos para que los militares lleguen superrápido a sus destino en caso de emergencia. Obviamente. ¿Y recuerdan aquella ocasión en que los mercaderes de Tepito le pusieron una friega de aquellas a hooligans ingleses? Fue durante el mundial del 86. O eso es lo que siempre se nos ha dicho.
Entre estos mitos populares, que por lo general se dan por verdaderos, aunque siempre están cubiertos por un velo de duda, también se podría enlistar la existencia del billete de diez pesos. Al menos para un grupo de la población. El billete con la cara del revolucionario Emiliano Zapata, que todos los rucos juran y perjuran haber utilizado, no ha sido visto por ningún millennial… salvo en los libros de historia. El Banco de México ha salido a reavivar el fuego de este rumor —para la gente más joven— y no sólo confirmó la existencia del legendario billetín, sino que dio otro dato aun más escalofriante: ¡ESTÁ ENTRE NOSOTROS! Así como lo leen: de acuerdo con Banxico, el papel moneda de esta denominación sigue en circulación y todavía es válido para ocuparlo en transacciones comerciales. Según el banco central de México, hay 260 millones de pesos en billetes de diez pesos circulando entre nosotros.
O lo que es lo mismo: hay 26 millones de Emilianos que aún cabalgan por ahí; en nuestros bolsillos, carteras, como parte de alguna colección o formando un recuerdo.
El Banco de México indicó que estos billetes están en proceso de retiro pero que todavía conservan su valor. ¿Y esto qué significa? Que todavía puedes pagar con un Diego: que aún se pueden realizar transacciones comerciales y de cambio con estos billetines, pero que al momento de llegar a los bancos, estas instituciones los separarán para no entregarlos de nueva cuenta al público. De acuerdo con Banxico, la producción de papel moneda con esta denominación se paró debido a que resultaba más caro fabricar el billete que la de una moneda, además de que debido a su bajo valor, los Emilianos Zapatas tenían un gran flujo corriente y terminaban desgastándose muchísimo. Al parecer nadie quiere gastarlos: de 2007 a la fecha no ha variado demasiado la cantidad de billetes de diez pesos que hay en circulación. ¿Cuándo fue la última vez que vieron uno? ¿Para qué les alcanzaba entonces?
¡VIVA ZAPATA!