La empresa químico-farmacéutica alemana Bayer realizó una nueva oferta para hacerse de Monsanto, el productor de semillas transgénicas más grande del mundo. Bayer estaría dispuesta a pagar hasta 65 mil millones de dólares para hacerse de la polémica compañía; las negociaciones entre las dos empresas se han visto enfrascadas en un idilio de cuatro meses.

De acuerdo con El País, el primer movimiento de Bayer por comprar Monsanto se dio el pasado mes de mayo. ¿Pero cuál es el verdadero interés alrededor de esta negociación? El periódico español afirma que con su adquisición crearía la mayor compañía de la industria agroquímica en el mundo.

BAYER NO SÓLO SON MEDICINAS

Primero hay que tener en cuenta que —aunque la mayoría— identifiquemos a Bayer como sinónimo de aspirinas y productos farmacéuticos, el giro de la empresa se ha diversificado en varias ramas: la producción e investigación de medicinas, semillas, pesticidas, abonos e ingeniería genética.

Según reporta la cadena BBC, el 49% de su negocio procede del sector médico, mientras que el 26% proviene de su división especializada en materiales científicos. Finalmente, el 22% restante, tiene su origen en lo que la empresa denomina ciencia de los cultivos.

Bayer señala que con la adquisición de Monsanto crearían un líder agrícola global y que con la transacción se unirían las plataformas de semillas y tratamientos, protección de cultivos, biología y agricultura digital.

“En concreto, este negocio combinado se beneficiará del liderazgo de Monsanto en semillas y tratamientos y de la línea de productos de protección de cultivos de Bayer”, señaló la empresa.

En caso de que se llegara a cerrar el trato, casi la mitad del negocio de Bayer —que se convertiría en el mayor suministrador agrícola en todo el mundo— estará relacionado con la agricultura.

La empresa Monsanto se ha visto envuelta en varias críticas por parte de grupos ecologistas y agricultores, quienes critican el efecto de dependencia económica que la utilización de semillas transgénicas crea en los agricultores, además de los potenciales riesgos del glifosato —un herbicida del que depende gran parte del éxito comercial de la compañía— para la salud humana.

Esta controversia daña la imagen de Monsanto y —probablemente— podría afectar también a Bayer, ya que el negocio de productos transgénicos no es bien visto por ambientalistas y partidos verdes europeos. Algunos analistas plantean que después de la fusión, Bayer podría prescindir del nombre de Monsanto, el cual no es muy bien valorado por varios sectores europeos.

FOTOS: GETTYIMAGES

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