Banksy es uno de los artistas urbanos más importantes de la actualidad, no solo por su humor negro, si no porque le dio otro significado al estencil.
La “cultura” desde la academia y el museo, dejaron de lado el grafitti y el arte urbano a un estante vacío, el cual no valía la pena voltear a ver, pues era vandalismo, arte sucio. Pero eso cambio con la llegada de Banksy, la importancia de su obra radica, en que la provocación de sus imágenes es totalmente abierta, en cuanto a temática y los espacios que interviene.
Muchos daríamos lo que fuera por ver alguna de sus obras en Nueva York o “adquirirlas” en alguna reproducción. Ben Azarya tiene la suerte de tener uno de estos, este niño de 14 años ayudó al artista a recoger sus pinturas cuando se le cayeron en un tren en Cumbria, Inglaterra.
El niño ni siquiera sabía quién era (¿qué les enseñan en las escuelas?), el hombre le dijo que se llamaba “Robin Banks” y en la maleta traía varias latas de pintura y una máscara de gas.
Robin Banks le preguntó si sabía quién era, el pequeño Azarya contestó que no, inmediatamente le entregó un pedazo de papel con el dibujo y unas marcas de colores, después le dijo “Ten una buena vida, esto vale alrededor de 30 mil dólares.”
Ni tardo ni perezozo, el niño y su madre ya se dieron a la tarea de autentificar el dibujo con la Bonhams Auction House. En cuanto salga la resolución, Azarya ya planea comprarse un celular nuevo con el dinero.
Yo me quedaba con el dibujo y no lo vendía. ¡Es un Banksy!