“Buenas tardes, desde Alepo. Estoy leyendo para olvidar la guerra.”

Es el primer mensaje que se puede leer en la cuenta de Bana Alabed a través de Twitter.

Junto al mensaje, se observa a una pequeña niña, sentada frente a una mesa y un libro con ilustraciones.

Una foto que podría retratar a cualquier niña alrededor del mundo, de no ser por que se trata de una pequeña de 7 años que, desde su cuenta de Twitter, relata la cruda realidad que se vive en Alepo, la ciudad más poblada de Siria y que hasta hace algunos años era considerada como la capital económica de aquel país.

Sin embargo, desde que se desencadenó el conflicto en contra del régimen de Bashar Al Assad, Alepo se ha convertido en el epicentro de la guerra civil siria que a la fecha cuenta más de 470 mil muertos.

La esperanza de un alto al fuego negociado entre Estados Unidos y Rusia se rompió tras un intercambio de acusaciones mutuas, reanudando así los ataques. Los bombardeos han regresado a esta localidad.

El conflicto armado de Siria ha sido calificado como una de las tragedias civiles más cruel de nuestros días, pues no sólo son los 470 mil muertos… o los más de 6 millones de desplazados… también existe una población de la que poco se sabe y poco se habla.

 

A pesar de todo, esta niña de 7 años ha encontrado en Twitter una herramienta para comunicar al mundo la tragedia de quienes se encuentran sitiados en Alepo, esperando sobrevivir una hora, un día, una semana más.

“No puedo salir de casa por culpa de las bombas, por favor, dejen de bombardearnos”, suplica la pequeña Banda en otro mensaje.

La aparición de esta niña en Twitter es resultado del ingenio de su madre, una maestra de inglés que, como muchos otros padres de familia sirios, ha tenido que recurrir a diversas herramientas para intentar que sus hijos se distraigan a pesar de las circunstancias.

Con un inglés básico, la cuenta de Bana Alabed ha rebasado los 46 mil followers en cuestión de días y, por supuesto, su historia levantó sospechas, haciendo pensar a más de uno que se trataba de una cuenta falsa que posiblemente podría perseguir intereses políticos en cada mensaje.

El primer referente de un engaño de esta naturaleza es la historia de Amina Abdallah, una supuesta mujer lesbiana que tuiteaba desde Damasco, pero que en realidad terminó siendo un norteamericano radicado en California.

De ahí que diversos medios como Al Jazeera, BBC y The Guardian se dieran a la tarea de rastrear y entrevistar a esta pequeña.

 

Y es que muchos se preguntan: ¿cómo es que se puede tuitear desde la guerra?

La propia Bana responde con un mensaje: “Usamos un 3G débil y a veces wifi”, explica la pequeña a través de su cuenta, y apunta que la conexión es habitualmente pésima y que las llamadas o mensajes de texto rara vez funcionan debido a los cortes de suministro.

“Internet va muy mal. Se nos está acabando la comida. No tenemos electricidad, pero ahí está el sol para que le hablemos al mundo”, dice en otro mensaje, para recordar que los paneles de energía solar se han convertido en un recurso habitual para los sobrevivientes de la guerra siria que, de acuerdo a la organización Save The Children, ha afectado a poco más de 7.5 millones de niños.

Bana Alabed tuitea: “Quiero ser profesora, pero esta guerra está acabando con mi sueño. En algunos mensajes arroba las cuentas de Barack Obama y Vladimir Putin: dejénme aprender inglés y matemáticas”. Necesito Paz

 

 

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