El subsidio a las gasolina para este año será de 91,206 millones de pesos y para el 2014 de 35,699 millones de pesos, de acuerdo con estimaciones de la secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP)
Esto quiere decir que la gasolina estará más barata porque el gobierno destinará un 40.9% de recursos públicos más que el año anterior, para cubrir la diferencia entre los precios de importación y el precio al público,(aunque en realidad estos subsidios salen del los impuestos de los contribuyentes). La necesidad de un subsidio surge porque México produce únicamente la mitad de la gasolina que consume, así que se ve obligado a importar el resto de gasolina a Estados Unidos (aunque esté más cara). Hasta ahora, el gobierno ha optado por no cobrar el precio real de la gasolina al consumidor y, por el contrario, subsidiarla. Cada año el gobierno mexicano gasta 200 mil millones de pesos para reducir artificialmente los precios de los energéticos.
PEMEX presenta una balanza comercial favorable de 1,715 millones de dólares (mdd) luego de que sus exportaciones ascendieron a 3,587 millones y sus importaciones en 1,872 millones. El volumen de sus exportaciones de petróleo crudo sumaron en total 1 millón 29,000 barriles diarios. En total se comerciaron 164,400 barriles diarios.
El problema con el subsidio en la gasolina, es que estos recursos no benefician a las familias más pobres sino a quienes más consumen gasolina, contar con precios de combustibles bajos promueve el despilfarro, pues induce a las personas a consumir más, lo cual tiene un efecto perjudicial sobre el medio ambiente y que el gobierno gaste este dinero impide destinarlo a la solución de problemáticas más urgentes, como la educación o la reducción de la pobreza. Los recursos que se usan para subsidiar la gasolina, se podrían destinar para mejor la infraestructura en transporte público y dejar de sobrepoblar la nación con tantos automóviles.
En su forma más común, los subsidios energéticos se aplican a los precios que enfrentan todos los consumidores del recurso, por lo que los describimos como subsidios generalizados. Estos subsidios representan más de 3% del PIB, dedicados principalmente a subsidiar el gasto corriente de estratos medios y altos de la población, cuando pudieron haber sido invertidos en infraestructura para el crecimiento y servicios básicos, protección social o transferencias directas dirigidas a los más pobres.
Mientras el esquema de subsidios energéticos no se modifique, seguiremos gastando una gran cantidad de recursos en favorecer a quienes más ingresos tienen y en dañar nuestro medio ambiente, en lugar de atender otros problemas más graves.