Aunque parece ser un invento moderno, las azoteas verdes han sido parte de la historia de la construcción.
Desde los míticos jardines colgantes de Babilonia (que en realidad no colgaban pues eran terrazas donde se había plantado una vegetación exuberante), que el rey Nabucodonosor II mandó a construir para su esposa Amytis, quien extrañaba su tierra de hermosas montañas floridas.
En los países de Escandinavia donde las temperaturas son muy bajas, los techos está cubiertos con una capa gruesa de césped colocados sobre varias capas de corteza de abedul, que se utilizan desde hace siglos para mantener una temperatura agradable al interior de las casas.
Actualmente las azoteas verdes son una alternativa viable para enfrentar los problemas medioambientales de las grandes urbes. En la década de los 60, Alemania inició la tendencia en el diseño de azoteas verdes y actualmente 43% de sus ciudades ofrecen algún tipo de incentivo por su instalación. En Suiza las azoteas verdes son obligatorias y es el país con mayor porcentaje de ellas, alcanzando un 80% del total de sus edificios. En Canadá y Dinamarca hay ciudades con leyes para impulsar la creación de azoteas verdes en sus edificios con el objetivo de llegar a ser carbono neutral para el año 2025.
Existen tres tipos de techos verdes: extensivo, semi-intensivo e intensivo.
Los extensivos son de uso rudo, ideales para lugares que no requieren mucho mantenimiento o donde las capacidades estructurales del edificio representan un problema. El sustrato es una mezcla de minerales mezclados con materiales orgánicos que puede ser poco profunda, de 3-4 pulgadas, lo que permite que sea una instalación muy liviana por lo que es segura para casi cualquier techo. La vegetación se compone de plantas del género Sedum, crasuláceas y suculentas que requieren de poco mantenimiento y abonos de absorción lenta.
En el semi-intensivo se pueden crear jardines sencillos pues cuentan con un sustrato de una profundidad de 15 a 20 cm, lo que permite sembrar pastos, plantas e inclusive árboles pequeños. Son ideales para presupuestos reducidos y edificios que pueden soportar cargas medianas, entre los 200 y 900 kg/m2.
Los intensivos son verdaderos jardines en los que se puede sembrar una variedad de árboles plantas y flores, sin embargo requieren un techo capaz de soportar una carga estructural que puede alcanzar los 1200 kg/m2, pues la capa de sustrato puede llegar hasta un metro de profundidad. Una vez instalados requieren los cuidados que todo jardín necesita, riego, fertilización y mantenimiento. Aunque no es tan fácil instalarlos y se requiere la intervención de especialistas, sus beneficios valen la pena pues pueden llegar a ser espacios bastante bellos, llenos de flores y aromas que te harán olvidar que te encuentras en medio de la ciudad, las posibilidades de diseño son casi ilimitadas por lo que podrás experimentar para crear cualquier ambiente que se te ocurra, el límite es tu imaginación y tu bolsillo.
Los beneficios que ofrecen las azoteas verdes para el entorno urbano son muchos y bastante necesarios:
- Contribuyen a mejorar la calidad del aire.
- Sirven para cultivar alimentos para el autoconsumo.
- Reducen la temperatura urbana.
- Absorben hasta un 80% de la lluvia y ayudan a reducir los problemas de inundación.
- Protegen los edificios de rayos UV y de cambios bruscos de temperatura.
- Actúan como aislante de ruidos.
- Permiten ahorrar grandes cantidades de energía.
En la Ciudad de México la tendencia de crear azoteas verdes apenas está iniciando y el Gobierno del Distrito Federal ofrece un 10% de descuento en el pago de predial a las personas físicas que acrediten ser propietarias de bienes inmuebles de uso habitacional cuya azotea verde ocupe la tercera parte del total de la superficie. No es mucho, pero es un inicio y la Ciudad de México de verdad lo necesita.
Colaboración de: Tlali Bienestar y Conservación AC