Aunque, luego del último reporte del Grupo Interdisciplinario de Expertos Internacionales (GIEI), al gobierno le está cayendo la crítica de todos lados, pues ésta no lo inmuta. Pero ahora es Estados Unidos el que le pide que ya le baje de hu… mor ligero y se ponga las pilas.
En voz de la embajadora estadounidense ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el país del norte señaló que las autoridades mexicanas deben colaborar y crear algún mecanismo para dar continuidad al trabajo hecho por el GIEI sobre el caso de los 43 normalistas desaparecidos en Iguala, esto en septiembre de 2014.
“Alentamos al Gobierno de México a tomar en serio todas las recomendaciones contenidas en el informe, a colaborar plenamente con cualquier mecanismo de seguimiento que pueda establecerse en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos”.
Samantha Power, nombre de la representante, remarcó la necesidad de realizar una investigación “exhaustiva y parcial”, tal como las víctimas “lo merecen”, ya que el último informe del grupo de expertos dejó en evidencia que México debe reforzar “la rendición de cuentas y el estado de derecho”.
La embajadora reconoció que las autoridades del país dieron un paso al dejar que la comunidad internacional tuvieran un papel en la resolución del caso… sin embargo, una vez se han hecho las recomendaciones, es hora que el gobierno lleve ante la justicia a los autores de los crímenes, esto no sólo en relación al caso de los 43 estudiantes.
“El informe subraya la importancia crítica de los esfuerzos en México para reforzar el castigo (a los culpables) y el Estado de derecho, que Estados Unidos está apoyando”, señaló Power.
Recordemos que el pasado domingo el GIEI entregó su último informe, en el cual acusó de bloqueos en las investigaciones por parte de las autoridades del país. También señaló manipulación de evidencia, casos de tortura, omisión de información y poco cientificidad en peritajes que se han realizado y con los que se sostiene la llamada “verdad histórica”, la cual (casi) asegura que los normalistas fueron asesinados e incinerados en el basurero de Cocula.