Comunicaciones entre líderes del grupo criminal de Guerreros Unidos asentados en Chicago y sicarios de Iguala, las cuales fueron interceptadas por agencias estadounidenses, ofrecen luz sobre lo sucedido la noche del 26 de septiembre de 2014 en Guerrero, cuando 43 estudiantes de la normal “Isidro Burgos” de Ayotzinapa desaparecieron.

De acuerdo con las conversaciones interceptadas por agencias de EEUU con autorización de un juez y que forman parte de un expediente judicial con el cual se está procesando a operadores de Guerreros Unidos, la noche del 26 de septiembre de 2014 líderes del grupo criminal dieron órdenes desde Chicago para desaparecer no sólo a 43, sino hasta 60 personas. Además, se ordenó que en la “operación” se involucrara a policías de Cocula, Huitzuco e Iguala.

Según los mensajes que fueron enviados por Blackberry, los líderes de Guerreros Unidos creyeron que la presencia de los normalistas se trataba de una movilización del grupo rival, Los Rojos, el cual – enviados por Santiago Mazari, El carrete – pretendía tomar la plaza de Iguala. La agresión contra los de Ayotzinapa habría ocurrido luego de un enfrentamiento entre Guerrero Unidos y Los Rojos en el que murieron seis integrantes de estos últimos.

Reforma indica que, con base en los mensajes, las autoridades tendrían elementos hasta ahora desconocidos sobre el caso, así como la ratificación de cuestiones reveladas con anterioridad. Sin embargo, las comunicaciones Chicago-Iguala no alcanzan a dar respuesta a la principal pregunta del caso Ayotzinapa: ¿dónde están los normalistas?

Las comunicaciones corresponden al caso en el que autoridades de Estados Unidos acusan a un sujeto identificado como Silver (presunto testigo protegido), a Pablo Vega y otros líderes de Guerreros Unidos de introducir cocaína y heroína a Chicago. Según reporta Reforma, las conversaciones interceptadas corresponden al lapso de finales de 2013 y octubre de 2014. Una de las comunicaciones data del periodo del 24 de septiembre al 24 de octubre de 2014. Se apunta que, tras lo ocurrido el 26 de septiembre en Iguala, la comunicación fue intensa y se relaciona con la discusión de qué hacer con los normalistas. Según el flujo de los mensajes, los líderes del grupo criminal pasaron de la tensión al desconcierto, debido al número de “paquetes” (que es como se refieren a las personas “desaparecidas”), así como al descontrol que se dio luego de lo ocurrido en Iguala.

“Se metieron los contras y hubo un vergasero”, dice a Silver alguien identificado como Soldado del amor, según mensajes enviados el 27 de septiembre de 2014, a los que tuvo acceso Reforma. “Solo que llevaban 60 paquetes ya guardados (en referencia a personas detenidas-desaparecidas) y otros con San Pedro (asesinados) de aquellos y sólo heridos de este lado incluyendo la sirvienta de El Oso“, le comunica a Silver un tal Anibal.

En los mensajes se pone en evidencia el nivel de involucramiento que las autoridades locales tenían con el grupo de Guerreros Unidos, ya que en mensaje del 27 de septiembre, Silver ordena a sus hombres solicitar apoyo de policías de Iguala, Cocula y Huitzuco. Incluso se menciona al procurador estatal Iñaki Blanco y el entonces alcalde, José Luis Abarca, para que apoye las acciones.

De acuerdo con Reforma, en las comunicaciones de Pablo Vega con alguien identificado como Vitola es donde se reconoce la equivocación: los que pensaban que pertenecían a Los Rojos, en realidad eran estudiantes. “Pensaron que eran ayotzinapos y empezaron a balacear a los futbolistas”, se apunta, en relación con el ataque al camión en el que viajaba el equipo de fútbol de Los Avispones. “Sí, así es, ta cabrón, no supieron controlar a la gente. Ta cabrón. Se va a hacer un desmadre”, señala Vega en comunicación del 28 de septiembre. Semanas después, en octubre, Vega admite: “mientras no aparezcan los chavos, van a seguir (las detenciones). Su interlocutor, Spider, responde: “qué fácil es decir donde estén”.

Algunos fragmentos de los mensajes fueron dados a conocer por la PGR en encuentro realizado con la CIDH… en Bogotá, Colombia, en marzo pasado. “Con la información más reciente, se cuenta con datos específicos que pueden dar certidumbre para establecer por qué los jóvenes fueron acometidos esa trágica noche”, señaló el actual fiscal del caso Ayotzinapa, Alfredo Higuera, a familiares y abogados de los 43, quienes estuvieron presentes en la audiencia pública realizada en la capital colombiana.

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