Un año ha pasado y nada ha cambiado.
Este sábado 26 de Septiembre, decenas de miles de personas salimos a las calles para conmemorar el primer aniversario de la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, una tragedia que ha marcado (y debe marcar) un antes y un después para nuestro país.
Las calles se inundaron de indignados, no sólo por la desaparición de 43 estudiantes, sino por la pobre respuesta que han dado las instituciones al caso, respuesta que ha ido desde la omisión hasta la simulación, sin que al día de hoy podamos saber a ciencia cierta qué fue lo que provocó la masacre vivida en Iguala el 26 de Septiembre en 2014.
No sólo marchamos por los 43, marchamos por los casi 30 mil desaparecidos, por los más de 130 mil muertes violentas, por los 10.7 millones de hogares que han sido tocados de una u otra forma por la violencia e inseguridad en nuestro país. Por la ineficiencia e indiferencia de nuestras autoridades. Por la extorsión, por la corrupción, por la simulación y por la indignación que todo esto nos genera.
Estos son los retratos de la indignación captados por la lente de Santiago Arau