Reducir  los precios en productos de la canasta básica y servicios de primera necesidad, como luz y agua, fue una de las premisas de la campaña presidencial de Enrique Peña Nieto en aquel lejano 2012.

 

Pues parece que la promesa de reformas que en verdad beneficien al pueblo quedó en el olvido.
Durante lo que va de sexenio de EPN, todo ha sido sumar y apoyar al presidente ‘reformista’, quien en un derroche de capacidad de convencimiento, ha logrado obtener el apoyo de las distintas bancadas para aprobar de manera exprés cuanta propuesta pone en sus manos.

 

Lo cierto es que, aunque Peña insiste en que México vive su periodo de inflación más bajo de la historia (2.13 por ciento), esto no se ve reflejado en los bolsillos de la ciudadanía, quienes padecen cada vez más para echar el taco con guacamole y ya no digamos llenar el tanque de gasolina de su auto.

 

 

Durante el mandato de Enrique Peña, la gasolina ha aumentado en un 26 por ciento (de $10.80 a $13.40 el litro).

 

El precio del aguacate, también se ha disparado hasta en un 200 por ciento (de 20 pesos hasta 80 pesos); esto por poner un ejemplo ya que con el aumento en combustibles el resto de los productos de la canasta básica forzosamente se elevará en próximos días.

 

Y si esto nos parece poco, sube también el costo de la luz entre 2 y 5 por ciento para el sector industrial, entre 5 y 7 por ciento el sector comercial y 6.8 por ciento para el uso doméstico de alto consumo.

Ahh, ¿pero qué tal el salario mínimo? (Pregunta capciosa) Ni siquiera un 10 por ciento de incremento.

 

 

¿En qué quedamos entonces?

 

 

Y por si creen que se trata de un montaje en Photoshop, aquí las bellas promesas.

 

 

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