Al menos 25 personas fallecieron y otras 49 resultaron heridas, como resultado de un ataque dentro del complejo eclesiástico de la Catedral cristiana copta, perpetrado en la mañana del domingo 11 de diciembre en El Cairo, Egipto.

De acuerdo con el Ministerio de Salud egipcio, el ataque fue realizado con un artefacto explosivo compuesto por 12 kilogramos de TNT, mismo que estalló en la sección dedicada a las mujeres dentro de la iglesia de San Pedro y San Pablo. La detonación ocurrió durante la celebración de la misa dominical, cuando el templo estaba lleno de fieles.

El presidente Abdelfatá al Sisi condenó el ataque, asegurando que este atentado “reafirmará la determinación y cohesión de Egipto para hacer frente a estas circunstancias”; además de decretar 3 días de duelo oficial.

El ataque ocurrió a 2 días de que otro atentado, perpetrado por el grupo Movimiento de los Brazos de Egipto-Hasm (“Determinación”), cobrara la vida de 6 policías desplegados en un punto de control con dirección a las Pirámides de Giza, también en El Cairo. Desde el derrocamiento del presidente islamista Mohamed Morsi en 2013, Egipto ha sido el escenario de múltiples atentados por parte de múltiples grupos islamistas.

Ningún grupo se ha responsabilizado por el atentado. Por su parte,  el grupo islamista de oposición la Hermandad Musulmana se deslindó del ataque, condenándolo y responsabilizando al Gobierno por las muertes.

La explosión en la iglesia de San Pedro y San Pablo es el ataque más grave que ha sufrido la comunidad cristiana copta en las últimas décadas. Discriminada por los distintos regímenes en Egipto, esta comunidad secundaba fervientemente a al Sisi. Sin embargo, el apoyo se ha ido erosionando después de que el presidente aprobara una ley sobre la construcción de iglesias, misma que no cubrió las demandas históricas de los cristianos coptos en Egipto.

 

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