Los osos polares son uno de los animales más hermosos en el planeta. Su pelaje blanco —acompañado de paisajes árticos— conquistan la mirada. Aunque son bellísimos y nos encantaría hacerles piojito, vale la pena saber que también son uno de los carnívoros más peligrosos que podríamos encontrarnos, además de que pesan como 700 kilos y pueden medir hasta 3 metros, claro.
Pero les contamos todo esto porque nos encontramos con una historia bastante gacha en Alaska.
Esta semana, un alejado pueblito que se llama Wales —que según el censo poblacional tiene 168 habitantes, viviendo en 50 casas— fue sacudido por un extraño ataque de oso polar.
De acuerdo con los reportes de la Policía Estatal en Alaska, la historia es de terror. El oso polar salió de los lugares que normalmente habita, entró a la comunidad y como nadie lo esperaba, empezó a perseguir a la gente. Terminó alcanzando a dos personas.
Una mujer y un joven murieron en el ataque.
KTUU, una televisora de Alaska, reporta que las personas de Wales tuvieron que dispararle al oso mientras atacaba.
Además de que la historia es triste y está bastante fea, también es un asunto preocupante, pues —a pesar de lo que creeríamos— los ataques de oso polar son extremadamente raros. De hecho, ningún oso polar había matado a nadie desde 1990. Sí, llevaban más de 30 años sin ataques de este tipo.
Y aquí es donde la cosa se pone, todavía, más enredada.
Especialistas árticos entrevistados por Anchorage News encontraron que este oso polar tenía síntomas de inanición, que no había comido en mucho tiempo.
Un estudio reciente —publicado por la Universidad de Cambridge— reveló que la crisis climática ha cambiado la composición del Ártico, acabando con las fuentes de alimento de los osos polares. Eso, a su vez, los ha obligado a buscar comida en comunidades humanas, basureros o pequeños pueblos.
NPR comentaba que, al menos desde 2019, el número de encuentros con osos polares ha ido en aumento. Especialmente en lugares donde antes no estaban.
