Lo que puede considerarse uno de los peores ataques a escuela de los últimos tiempos se ha producido en las primeras horas de este día. Militantes talibanes, de un grupo que buscar derrocar al gobierno, irrumpieron en una escuela secundaria del noroeste de Paquistán y dispararon abiertamente contra cientos de estudiantes y profesores, matando a 141 personas.
El ataque comenzó al mediodía (hora local) en una instalación militar de Paquistán ubicada en Peshawar (#PeshawarAttack). La agresión consistió en el uso de explosivos y disparos de armas de fuego. Al menos 500 alumnos se encontraban en el edificio al momento del ataque. Tres fuertes explosiones fueron escuchadas en la escuela, según la policía. Los alumnos del colegio militar fueron ejecutados. Hay también numerosos heridos.
El portavoz, Asim Bajwa, dijo en conferencia de prensa que 132 de los muertos eran niños y que otros nueve eran personal de la escuela. Añadió que hubo siete atacantes, y que todos llevaban chalecos llenos de explosivos. Los agresores no querían tomar rehenes, sino que irrumpieron y empezaron a disparar abiertamente.
“Los profesores nos pidieron que estuviéramos quietos y acostados en el suelo. Estuvimos así por cerca de una hora. Cuando acabó el tiroteo, soldados vinieron y nos sacaron”, contó un alumno a la televisión local.
Pervez Jattak, ministro responsable de la provincia donde se registró el ataque, dijo que los atacantes murieron abatidos por fuerzas de seguridad, aunque uno se inmoló.
Sin lugar a dudas la matanza “golpea el corazón de los militares de Paquistán” señala el Washington Post, haciendo énfasis en que el Ejército es una de las instituciones más respetadas del país, lo cual representa un más duro golpe para la comunidad, ya que el ataque fue perpetrado a una escuela militar. No fue escogido al azar el blanco: en la escuela la mayoría de los alumnos son hijos de altos mandos paquistaníes.
El fuego fue “indiscriminado” después de entrar a la escuela por la puerta trasera. “Condenamos lo que hicieron” dijo Pervez Jattak.
Tanto el primer ministro paquistaní Nawaz Sharif y el jefe del Ejército paquistaní Raheel Sharif se apresuraron a Peshawar para supervisar personalmente la operación de rescate.
Sharif calificó el asalto de la escuela como un “acto cobarde” y declaró tres días de duelo nacional.
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