LeBron James vive como pocos los partidos que disputa en la NBA: corre, pelea, grita, y es capaz de llevar a su equipo al estrellato. Sin lugar a dudas un jugador visceral, pero que tiene muy claro su objetivo.
Pero no solo refleja esto a la hora que él entra a la duela, sino también cuando un domingo cualquiera va a ver a su hijo jugar basquetbol y hacer lo que él tanto ama en el campeonato nacional de chicos de cuarto grado AAU en Lexington.
Chequen la forma en que “The King” vive las canastas de su hijo, el cual muestra un gran parecido con su padre a la hora de entrar a la pintura: