El manifestarse libremente es un derecho básico, pero no siempre bien visto.  Como ejemplo, lo que ha tenido que pasar Regina Gómez Dante, una mujer que al conocer el asesinato del ciudadano mexicano Antonio Zambrano Montes a manos de policías de Pasco, Washington, se fue a protestar enfrente de la embajada estadounidense en México… y así es como le ha ido.

Sumada a la apatía de la gente, Gómez Dante se ha encontrado con el hecho de que su frágil y solitaria presencia es una incomodidad para la gente que labora en el inmueble ubicado en Paseo de la Reforma.

“No se puede quedar aquí señora, su vida corre peligro”, le dicen policías del DF. “Un coche la puede atropellar o alguien que no está de acuerdo con usted le puede hacer algo”.

Aunque el primer día su protesta pasó casi desapercibida, la situación ha cambiado. Tres días después del lamentable asesinato de Zambrano, la mujer de 55 años se paró con una cartulina enfrente de la sede del gobierno norteamericano en México. Al llegar –muy de mañana- la policía se mostró preocupada: “¿llamó a más gente, van a venir más”, le preguntaron.

Ayer, se endureció más la postura de la vigilancia: fue rodeada por un grupo de granaderos cuyo jefe le indicó que “no podía estar ahí”. Gómez sólo pidió que se le mostrara un reglamento o código en el que constara eso… pero como los policías no están para eso, simplemente la obligaron a moverse a la banqueta principal de Reforma.

Así, de lejitos, Gómez Dante sostiene cartulinas en las que puede leerse “¡Qué vergüenza Enrique Peña Nieto, Meade, a todos ustedes! No saben pelear por los paisanos. Ambos gobiernos facilitan todo a los familiares. Pero el asesinato ha quedado sin consecuencia. ¿Y los otros 69? Beasts, brainless, murderers (Bestias, sin cerebros, asesinos)”.

Aunque algunos transeúntes y automovilistas muestran su apoyo. La mujer también ha recibido críticas: “¿No tiene nada más que hacer, señora?”, le preguntó un joven no mayor de 23 años… “Hágale caso al joven”, le recomendó la policía que la vigila.

“Es muy triste que al joven, que a lo mejor mañana va a estar en el gobierno, o (se ríe) en la Cancillería como embajador, le valga gorro el asesinato de un mexicano en otro país. ¡Está joven! Muy respetable su opinión, pero me entristece”.

Si ésa es la reacción de la gente ante una protesta válida, no debe sorprendernos que ante situaciones como la ocurrida con Zambrano Montes las autoridades sólo expresen una “condena enérgica”… y ya.

“Cumplió con los mexicanos como si fuera un trámite. ‘Vamos a decir que condenamos’, y ya. O sea, no hace nada. Ante un asesinato, hacen una condena enérgica. Es todo”, reclama Gómez.

@plumasatomicas

*Vía Proceso

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