Mónica Orta, una de las dos enfermeras que murieron por la explosión en el Hospital Materno Infantil de Cuajimalpa, fue despedida el día de ayer por sus familiares. Recordemos que esta mujer fue una heroína, pues murió salvando la vida de infantes. 

La tragedia que ha arrebatado ya cuatro vidas ha mostrado que muchos de nuestros conciudadanos son personas solidarias y que la semilla de la heroicidad vive latente entre nosotros, no sólo los vecinos que ayudaron a heridos, atendieron a rescatistas y retiraron escombros tras la explosión, sino también el personal del hospital que ayudó a rescatar a los infantes de la explosión. Tal es el caso de Mónica Orta, quien murió salvando la vida de los niños que estaban dentro del hospital.

Mónica Orta Ramírez tenía 35 años y murió el martes en el Instituto Nacional de Rehabilitación.

Esta enfermera pasó casi tres años ejerciendo en el Hospital Materno Infantil. Según Reforma, ella salía tres veces por semana de su casa en la Colonia Ferrocarrilera San Rafael, al norte del Estado de México, en un viaje de más de 35 kilómetros en transporte público hasta la delegación Cuajimalpa.

Mónica trabajaba cuidando bebés en distintas áreas del hospital, en un turno nocturno de 12 horas.

Su esposo, Juan Mendoza, recordó:

“Adoraba su trabajo, lo adoraba, estaba contentísima el día que se lo dieron, de trabajar con los niños”

El día de ayer fue el velorio de esta gran mujer en la casa de sus padres, en Tlalnepantla. Al velorio acudieron más de 200 personas, incluidas trabajadoras del DIF, donde laboró como enfermera entre el 2003 y el 2011.

Una ex compañera del DIF de Mónica, Yolanda Ángulo Ponce, dijo:

“Era muy servicial, muy atenta… duró con nosotros bastante tiempo”

Los padres de Mónica, don Álvaro Orta y doña María de Lourdes Ramírez, acondicionaron la sala de su casa, ahí donde ella muchas veces ayudó a familiares y vecinos a colocarles inyecciones y revisarlos, para acomodar el féretro.

Doña María dijo:

“Mi hija era gordita, pero andaba de arriba para abajo y nunca cobraba (a sus vecinos), decía ‘ay, no, yo no, yo no voy a cobrar, yo no sé a lo mejor están igual que yo y necesitan ayuda’”

Mónica era madre de tres niños, uno de 7, uno de 8 y uno de apenas un año y medio, ellos están en primaria, llegaron a su velorio y después de 6 días vieron por primera vez el rostro de su madre, lamentablemente fue en una fotografía que fue colocada sobre su ataúd.

El padre de ambos niños, tratando de calmarlos cuando comenzaron a llorar, les dijo:

“Su mamá es una fregona, es una héroe”

Enfermeras que sobrevivieron a la explosión le aplaudieron por un minuto para consolar a los dos niños que estaban en brazos de su padre y de su tío.

La madre gritó al ataúd:

“Sabíamos que así iba a ser, siempre fuiste una heroína”

Su hermana dijo a El Universal:

“Era quien siempre nos daba ánimos, se preocupaba por todos y se quitaba las cosas de las manos para entregárselas a quien necesitaba ayuda”

Además nunca desatendió a sus hijos a pesar de trabajar por jornadas muy largas:

“Nunca fue desentendida, sus hijos eran su tesoro, amaba a los niños y creo que eso se reflejó en su acto de heroísmo”

Además era activista, Mónica luchaba por que no se degradara su profesión. Ella estaba integrada en el movimiento de enfermeras que busca que su profesión no sea reducida de licenciatura a nivel técnico, así lo comentó su padre:

“Defendía su trabajo, sabía lo que significaba y luchaba por ello”

Además era una hija devota:

“Le gustaba trabajar, dedicarse a sus hijos, que eran su adoración, su casa. No se diga su mamá, no dejaba de visitarla, tenía sus horarios, (pero) los domingos aquí la teníamos”

En el patio de la casa hubo coronas de flores de la Secretaría de Salud local, del titular Armando Ahued Ortega y del delegado de Cuajimalpa, Adrían Rubalcava, aunque ambos no se presentaron.

El tío de Mónica, don Luis, expresó:

“Del Gobierno del DF solo están las coronas”

Mónica tenía el 80 % de su cuerpo quemado, según testimonios no se quiso ir hasta no llevarse a un bebé que quedaba en terapia intensiva segundos antes de la explosión.

Mónica no actuó sola, también Juana Zacaríaz y Jorge Luis Tinoco, otra enfermera y un camillero, desoyeron los consejos de salirse del hospital y regresaron a los cuneros para rescatar a los bebés que se encontraban en estado grave de salud. Estas tres personas arriesgaron su vida para salvar otras, desgraciadamente Mónica no sobrevivió a la explosión.

Una enfermera dijo:

“Mónica iba por un bebé de dos meses que estaba en incubadora y entubado, por lo que no había forma de sacarlo cargando. Cuando llegaron los cuerpos de rescate nos dijeron que la encontraron de pie, con quemaduras graves pero abrazando la incubadora. Nunca dejó de proteger”

El gobernador del Estado de México dijo sobre la enfermera:

“murió porque había salvado a varios bebés que estaban en este hospital, pero ella quería salvar a más, entonces cuando salvó a otro bebé, tuvo lamentables heridas que la llevaron a su fallecimiento. Por eso, si ustedes me lo permiten, vamos a darle un fuerte aplauso a Mónica Orta Ramírez por ser nuestra heroína, orgullosamente del Estado de México”

Esta mujer había decidido ser enfermera desde los 9 años después de que fue internada de una infección llamada osteomelitis. Estudió en el Conalep de Cuautitlán Izcalli y murió en el cumplimiento de su deber (aunque hay que resaltar que no tenía base).

Malas atenciones

Según su padre, Mónica fue llevada en calidad de desconocida al Hospital de Balbuena, donde permaneció en camilla en el área de urgencias y sólo hasta que llegaron sus familiares fue llevada a terapia intensiva.

Después fue canalizada al Instituto Nacional de Rehabilitación, ahí la atención fue de mayor calidad, pero, por la gravedad de sus lesiones, murió.

El padre expresó consternado:

“Hicimos todos los trámites que había que hacer. La verdad es un problema hacer todos esos trámites, ojalá cambie la Procuraduría de Justicia, porque mucho tiempo que está uno perdido ahí y deben hacer algo para que no pase”

Será honrada

Un centro de atención del DIF en Tlalnepantla llevará el nombre “Mónica Orta”.

La presidente del sistema Municipal DIF, quien sí acudió al velorio, Verónica Rocha, expresó:

“Mónica nos da un gran ejemplo de valores de lo que falta en nuestro país, un ejemplo de poder estar acompañando a los demás”

¿Qué hará el Gobierno del DF?

Según el Jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera, la garantía de que se reparará el daño a las víctimas de la explosión en el Hospital Materno Infantil de Cuajimalpa es total. En tanto que se deslindan las responsabilidades, el gobierno del DF pagará indemnizaciones:

El secretario de Salud, Armando Ahued, expresó:

“Porque no queremos retraso en esto y al final tendrá que pagar quien tenga que pagar”

Según La Jornada, el Jefe de Gobierno explicó que la reparación al daño tiene que ser integral:

“Tiene que ser uno a uno, con convenios personales y quedar a satisfacción”

En cuanto a la reparación del hospital, cuya estructura quedó colapsada en un 70 %, manifestó que la instrucción a la dependencia del ramo es tener a la brevedad el proyecto ejecutivo del hospital cuyo costo está pensado en 500 millones de pesos, pues se planea que las instalaciones sean mejores.

El Jefe de Gobierno había anunciado que su administración becaría a los hijos de Mónica (esperemos que sea verdad).

Por otro lado, el gobierno capitalino otorgó un crédito para vivienda a la familia de Jonathan Tobón, el niño de 11 años que durante la tragedia ayudó a un paramédico a rescatar a un recién nacido indicándole el camino para salir de la zona de desastre.

@plumasatomicas 

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