La industria minera y el crimen organizado son dos de los grandes negocios que mantienen maniatado al Estado mexicano. Aunque mucho ha intentado hacer la administración para controlar el potencial económico de ambos, su poder sobre la ley parece, lamentablemente, indiscutible. El día de hoy, Reuters publica una nota en la que revela el vínculo entre ambas industrias. Los caballeros templarios controlan uno de los negocios más fructíferos de minerales: la exportación de hierro a China.

Aunque en México existen más de 80 grupos que caen bajo la categoría de “crimen organizado”, de entre ellos, sólo el Cártel de Sinaloa tiene como principal fuente de ingreso el narcotráfico. Otras organizaciones, como el Cártel del Golfo, tienen una amplia y diversificada red de actividades económicas ilícitas. El Cártel de los Caballeros Templarios, por su parte, controla economías locales por medio de un severo sistema de tributos y extorsión, pero también incide en el ámbito internacional por medio de exportaciones de minerales. Pese a que el presidente Peña Nieto viajó recientemente a China con la intención de fortalecer lazos comerciales, los Caballeros ya habían causado tal revuelo con su venta de hierro al país oriental que, en noviembre, la marina tomó el puerto de Lázaro Cárdenas.

El centro siderúrgico michoacano tiene una ubicación estratégica en la costa de Pacífico que le convierte en punto privilegiado para el comercio con China. Aunque el puerto se abrió hace a penas unos 10 años al comercio de carga pesada y contenedores, hoy, es el principal competidor, junto con Los Ángeles, en recepción de carga asiática para Estados Unidos. No obstante, este crecimiento se ve hoy obstaculizado por el comercio informal de los Caballeros Templarios, que afecta a miles de comerciantes que reciben y envían productos desde ahí.

Michoacán es el estado que más minerales produce. Su cercanía y los precios accesibles de su hierro atraen a la segunda economía mundial, China, a entablar relaciones con México. Las mineras, por su parte, han accedido, por las buenas o por las malas, a establecer vínculos con el cártel  para introducirle en el negocio.

Arteaga, un escondido pueblo cercano al puerto, es el lugar en el que Los Templarios concentraron en años pasados, cientos de camiones con minerales para llevarlos posteriormente a las embarcaciones internacionales. Servando Gómez “La Tuta”, exprofesor y, actualmente, uno de los líderes del cártel, vio en el nicho una oportunidad de financiamiento casi ilimitado para la organización. Esta situación hizo crecer las exportaciones de hierro de 1.5 a 4 millones de toneladas anuales.

Evidentemente, los Templarios no explotan ellos mismos las minas. Su hegemonía se debe al control preciso y casi absoluto de la transportación del mineral en el estado. En efecto, desde hace meses, cobran fuertes cantidades de dinero a los empresarios (mayoritariamente canadienses) a cambio de “protección” en el traslado de las cargas. Así mismo, prestan sus servicios a explotadores ilegales que se hacen de territorios no concesionados para establecer minas irregulares. Por último, presionan a los funcionarios de las aduanas para poder pasar el mineral sin problema alguno hasta los barcos transoceánicos.

Esta cadena ha propiciado un poder tal que, “la mayor parte de los grupos que se dedican a la minería, son Caballeros templarios o pertenecen a ellos. Tienen toda la cadena”, según las palabras de un funcionario local que prefirió mantenerse en el anonimato. En 2013, agrega, la mitad de la actividad minera en el estado se llevó acabo sin los permisos adecuados.

Los Caballeros Templarios han dejado muy clara su preferencia por el silencio y su disposición a mantener el control de la minería michoacana. En abril, un empleado de ArcelorMittal reportó actividades ilícitas a las autoridades y fue asesinado a balazos.

El negocio es redondo para todos y los chinos no dan signos de querer cambiar el rumbo de sus compras. Un minero de Arteaga, que tampoco desea revelar su identidad, afirma que el mineral bruto puede venderse a los compradores asiáticos en 32 dólares, lo que entrega una ganancia de 5 a 7 dólares. Ya en china, los revendedores pueden obtener un plusvalor superior a los 15 dólares. Los pocos compradores que han intentado resistirse y no hacerse de la vista gorda sobre el origen del hierro, han sido amenazados por el cártel, que está dispuesto a activar mecanismos en China para tomar represalias.

Esta situación no resulta en lo absoluto conveniente para el Estado mexicano. Aunque Peña Nieto se ha reunido tres veces con el presidente chino, Xi Jiping y el comercio bilateral ha dado un salto descomunal creciendo de 431 millones de dólares a 62 mil 700 millones, el 90% de esa cifra es venta de China a México. Por su parte, la principal venta de nuestro país se mantiene en manos del crimen organizado.

La situación de seguridad y creciente desempleo en Michoacán propician también esta situación. Aunque Peña Nieto prometió cambiar la estrategia de combate al crimen organizado y con ello, disminuir la violencia en el país, aquellas espectativas parecen cada vez más lejanas. En el estado, la brutalidad de la delincuencia se ha agudizado y afianzado. El control de los cárteles y la fallida competencia con el comercio chino, ha provocado agudas tasas de desempleo que orillan a los trabajadores a ponerse al servicio de organizaciones criminales. El desequilibrio económico, que afecta a las familias y al comercio, favorece a los Caballeros. Según estimaciones del propio gobernador, el valor de los recursos controlados por estas organizaciones podría ascender a 2 mil millones de dólares: casi la mitad del presupuesto de la entidad.

Los Templarios, no obstante, han mantenidos una campaña mediática en redes sociales en la que se declaran protectores del pueblo michoacano. Sus esfuerzos no han caído en saco roto. Muchos lugareños afirman que la percepción de seguridad ha aumentado desde que el cártel opera. Cifras oficiales nacionales e internacionales, no obstante, registran un crecimiento dramáticos de asesinatos y secuestros en la región.

Por su lado, las autoridades chinas afirman no saber nada de negocios ilícitos con México. Una comunidad de empresarios chinos se ha asentado exitosamente en Michoacán, lo que facilita aún más el comercio con su país de origen.

En agosto, “la Tuta” emitió un video en YouTube en el que se refería a los chinos asentados en el estado de esta manera:

Tenemos una invasión desmedida de chinos, afirmó, rodeado de hombres armados. A lo mejor conviene a los intereses de varias corporativas, o no sé. Pero aquí están con nosotros ya. Y esos también traen mafias.

Si bien, la minería es una actividad que en México no ha dejado sino ínfimas utilidades tributarias frente a una ganancia desproporcionada que beneficia sólo a empresarios extranjeros, que el crimen organizado tome control sobre ella augura no sólo más desequilibrio económico y pobreza al interior de país: también amenaza todo tipo de relación internacional y con ello, inflación, desempleo y violencia.

Vía: La Jornada ,Reuters

 

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