Las autoridades “dicen” que trabajan para evitar las agresiones contra activistas y periodistas, pero los hechos apuntan lo contrario. La semana pasada fue asesinado Óscar Eyraud, activista de Baja California que luchaba por la defensa del agua en pueblos originarios… y, aunque faltan investigaciones, parece que el crimen tiene relación con su labor.
De acuerdo con La Jornada, Óscar Eyraud fue asesinado a balazos la noche del jueves pasado. Un grupo armado habría cometido la agresión en contra del activista indígena kumiai, cuando éste se encontraba afuera de su domicilio, ubicado en la ciudad de Tecate, Baja California.
Lo que ocurrió con Óscar Eyraud “es otro de los más de 80 asesinatos de defensores del medio ambiente y el territorio desde 2012, la mayoría de pueblos y comunidades indígenas”, acusaron colectivos que trabajan en defensa de derechos humanos, citados por La Jornada.
El activista de 34 años se dedicó a denunciar el acaparamiento de pozos de agua por parte de empresas, en afectación de la comunidad de Juntas de Nejí. Esta lucha llevó a Óscar Eyraud a exigir a la CONAGUA las concesiones de pozos otorgadas a particulares.
“La lucha por preservar el agua y el territorio nos ha arrancado a un compañero porque nos quieren callar sembrando terror”, agregaron los colectivos en su comunicado.
Al día siguiente asesinaron al cuñado de Óscar Eyraud
Horas después de confirmarse el asesinato del activista indígena, las autoridades dieron a conocer que uno de sus familiares tuvo el mismo destino. En el interior de una tienda de abarrotes fue asesinado Daniel Sotelo, cuñado de Óscar Eyraud.
El nuevo crimen ocurrió el viernes por la tarde, alrededor de las 13:00 horas, igual, en la ciudad de Tecate, Baja California.
De acuerdo con El Heraldo de México, las autoridades locales no descartan que el homicidio de Sotelo tenga alguna relación con lo que pasó con Óscar Eyraud. Sin embargo, apenas están iniciando las investigaciones de ambos crímenes, por lo que habrá que esperar algunos días para conocer al menos las líneas de investigación.
Tanto en el crimen del activista, como el de su cuñado, se desconoce la identidad de los posibles responsables.