Hace mucho tiempo estos aviones formaban parte de la Fuerza Aérea estadounidense, abandonados en el desierto de Arizona, fueron tomados por artistas del graffiti como lienzo para expresarse.
“El Proyecto Boneyard”, ideado por Eric Firestone, reunió a más de 30 de los mejores graffiteros del mundo para trabajar en cinco aviones desechados, que son exhibidos en el Pima Air and Space Museum en Tucson.
Algunas de las enormes aeronaves tomaron sólo tres días para terminarlas, otras varias semanas y se necesitaron hasta cinco personas trabajando en un avión militar a la vez.
Jason Wawro, se encargó de fotografiar las largas horas de trabajo bajo el sol, aquí las imágenes.
*Via Telegraph