A los arqueólogos que descubrieron un sarcófago en el distrito Sidi Gaber de Alejandría, Egipto, les hace falta ver más películas de Brendan Fraser, porque no importando que se desate la maldición, la invasión de las momias o cualquier cosa que desde la ignorancia se les ocurra, se preparan para la apertura del importante hallazgo.
De acuerdo con The Guardian, el sarcófago de granito negro fue hallado en la ciudad de Alejandría, Egipto. Cuenta con casi dos metros de altura y tres de longitud, lo cual lo hace el más grande de su tipo… además de mostrar señales de no haber sido tocado en por lo menos 2 mil años. Junto con el sarcófago, se encontró una gran cabeza de alabastro que, se cree, representa al habitante de la tumba.
El hallazgo de la pieza se realizó mientras se llevaban a cabo las excavaciones de rutina, antes de autorizar la construcción de un edificio en la ciudad egipcia. El hecho de que el sarcófago no ha sido tocado en tantos miles de años ha asombrado a los arqueólogos, sobre todo por la gran cantidad de saqueadores de tumbas que siempre están a la búsqueda de ejemplares como el encontrado en Alejandría, a sólo cinco metros de profundidad.
Se cree que la pieza pertenece al periodo temprano de los Ptólomeos, dinastía de faraones que gobernó entre el 305 y 30 antes de Cristo. “Esperamos que esta tumba pueda pertenecer a uno de los altos dignatarios del período“, comentó Ayman Ashmawy, jefe del Ministerio de Antigüedades de Egipto. “La cabeza de alabastro es probablemente de un noble en Alejandría. Cuando abramos el sarcófago esperamos encontrar objetos que estén intactos, lo que nos ayudará a identificar a esta persona y su posición”.
Aunque se ve muy papita, abrir el sarcófago no será tan fácil. Al parecer, la apertura se realizará en el mismo sitio del hallazgo, ya que se estima que su peso es de 30 toneladas… Así es: sólo la tapa tiene un peso estimado de 15 toneladas. Así que se espera que en las próximas semanas un equipo de ingenieros visite el lugar para proporcionar equipo y estructuras para facilitar a los arqueólogos abrir el sarcófago desatar la furia de la momia… o, simplemente, maravillarse con los objetos encontrados al interior y, de una vez, ir alistar la preservación de tan magnifica pieza.