Lo que necesitas saber:
La bronca de la inflación en Argentina no es cosa nueva y pinta para largo.
Si no es la maravilla del futbol, es la pesadilla de la inflación. Así la ha pasado la gente en Argentina, en el ir y venir de las noticias que la han llevado a ser el centro de atención en el mundo por todas las cosas locochonas que están sucediendo y que aquí intentamos explicarles: ¿Qué onda con la inflación en este país?
¿Por qué Argentina está hundida en la inflación y una crisis económica que pinta para seguir un buen rato, pese a la llegada de un nuevo gobierno, el del polémico Javier Milei? Pásenle a leer.
¿Por qué Argentina está hundida en la inflación?
La verdad es que hablar de la inflación en Argentina no es cosa sencilla, tomando en cuenta que se trata de un fenómeno cíclico, recurrente, casi casi un fantasma para este país sudamericano.
Así que nos vamos primero por las causas de una inflación y luego nos echamos un viaje en el tiempo para ver cómo fue que este país llegó a ser el que más inflación registró en 2023 —por encima de Líbano y Venezuela— y terminó debiéndole al FMI 44 mil millones de dólares.
Además de que cada día y semana los argentinos se topan con nuevos precios —más altos— de los productos y servicios. Una locura.
1. ¿Qué es la inflación y cuáles son sus causas?
La inflación no es otra cosa que el aumento de los precios de los bienes y servicios —alimentos, transporte— durante un periodo constante.
Y esto representa nada más y nada menos que la disminución del valor del dinero frente a la cantidad de bienes y servicios que podemos comprar.
O sea, que si en 2023 comprábamos dos vasos de esquites a 40 pesos, esos mismos 40 ya no nos van a alcanzar para comprar el par porque el precio del grano de maíz subió en 2024, supongamos.
Ok… ¿y cuáles son las causas de una inflación? Pueden ser externas a un país o internas. Ahí les van:
- La demanda de un producto es superior a la oferta. O sea, cuando se necesita una cantidad de productos superior a la que la industria es capaz de producir y, al final, provoca que sus precios suban.
Un claro ejemplo lo vimos al inicio de la guerra entre Rusia y Ucrania, que disparó los precios de los alimentos porque la región es una de las principales productoras de trigo, maíz y aceites vegetales.
- El aumento de los costos de producción de un bien o servicio. Va un ejemplo: si el precio del barril del petróleo sube, lo mismo pasará con los precios de las gasolinas.
- La autoinducción a una inflación o cuando un gobierno prevé que de manera inevitable van a subir los precios de los bienes o servicios, aplica un aumento gradual para que el trancazo no esté tan feo.
- Cuando hay más dinero en circulación —del que se debe— para gastar en bienes y servicios. Esto es una especie de paradoja, porque aplica cuando el banco central de un país imprime más billetes para que la gente pueda tener más dinero, pero con esa lana se genera una demanda, que tal vez no puede ser asumida por los productores, que terminan por aumentar los precios.
Si bien estas son las importantes, hay quienes mencionan la presencia de monopolios o empresas que suelen manejar los precios a conveniencia e inflarlos.
Del otro lado de la moneda, algunos especialistas consideran que aún con esta práctica, no es suficiente para hablar de un aumento prolongado y sostenido.
2. Después de la Segunda Guerra Mundial
Dicen por ahí que en la década de los 20 el PIB (Producto Interno Bruto) o la economía de Argentina estaba fuerte.
Sin embargo, después de la Segunda Guerra Mundial, Argentina pasó por situaciones complejas que le dieron al traste a su economía.
Por ejemplo, el aumento de la demanda de un producto ante la poca oferta. En este caso de los granos y carnes debido a las sequías y al incremento del consumo dentro del país, que impedían a Argentina exportarlos.
Lo que, a su vez, trajo como consecuencia la poca entrada de monedas extranjeras, como el dólar.
O el poco interés en equilibrar el comercio exterior —mediante los impuestos a las importaciones— con la actividad productiva agrícola e industrial argentina.
A la par, el gobierno de Juan Domingo Perón —1946-1955— decidió expandir su gasto público. Es decir, invertir en prestaciones para los trabajadores, empresas del Estado y otros proyectos nacionales, que no estuvo nada mal.
La bronca acá es que el Gobierno comenzó a gastar más de lo que tenía y para compensar aplicó la llamada emisión monetaria o impresión de billetes.
Los precios de los bienes y productos subieron y ahí una primera escalada de la inflación en Argentina.
3. Sin continuidad en las políticas de los gobiernos en Argentina
El fantasma de la inflación no desapareció porque siguieron periodos intermitentes. Cada dictadura y gobierno decidió enfrentarla de maneras distintas, sin una continuidad en la política económica.
Pero eso sí, gastando más de lo que se tenía, cambiando el valor de la moneda argentina, pidiendo préstamos a los bancos europeos hasta endeudar al país y con el desabasto de productos básicos sin resolver.
De esta manera, este país sudamericano llegó a finales de los 80 con una hiperinflación —que sucede cuando los precios de los bienes y productos aumentan de una manera ya exagerada— del 3000%.
4. La ley de Convertibilidad y el Corralito argentino
Para alivianar a Argentina de la inflación, el gobierno de Carlos Menem propuso la Ley de Convertibilidad, que no era otra cosa sino la paridad entre el peso argentino y el dólar.
O sea, que un peso argentino valía lo mismo que un dólar, con el aval del Banco Central, a partir de 1991 —con el objetivo de que a la gente le alcanzara para comprar bienes y productos.
Esa movida le dio un respiro a Argentina ante la inflación hasta que llegó un trancazo financiero —con el dólar más caro que nunca, al que el peso no pudo aguantar el paso y una crisis en Brasil con efecto dominó en tierras argentinas— que terminó en una recesión y desempleo.
En esos momentos, Argentina ya no tenía dólares suficientes, el peso no daba una y… la gente comenzaba a sacar su dinero de los bancos debido a la incertidumbre.
Corte a: para impedirlo, el gobierno de Fernando de la Rua prohibió la salida del dinero de los bancos, aplicando el Corralito. Y ese fue el fin de la paridad peso argentino-dólar.
5. La inflación siguió la mata dando
Después de este capítulo los siguientes gobiernos aplicaron la vieja confiable —ni tan confiable— de seguir gastando más de lo que tenían.
Pese a una política fiscal fuerte —la recaudación de impuestos—, los gobiernos no lograron recuperarse de sus gastos y a eso hay que sumarle que tenían encima las deudas heredadas por los anteriores, entrando a un estado de default, que es cuando el deudor no paga sus deudas.
O adquiriendo más deudas con el FMI (Fondo Monetario Internacional). Con el Banco Central imprimiendo más billetes, mientras la sombra de la escasez del dólar los seguía.
(Porque, ojo, el dólar en Argentina se ha convertido en la divisa más usada para comprar alimentos, pagar la renta u otros servicios ante las constantes devaluaciones del peso y su poco poder adquisitivo).
Esta inflación permanente llevó a Argentina a elegir a un controvertido personaje llamado Javier Milei, que hoy por hoy apuesta por desaparecer los derechos de los trabajadores, privatizar al Estado y dolarizar la economía.
Es decir, se trata de ooooootra política económica sin continuidad y que no garantiza que Argentina pueda salir al corto plazo de la inflación. ¿Qué pasará a largo plazo? Todo es incierto.
6. El pilón: conclusión del despapaye en Argentina
Con todo este contexto, les dejamos las claves de la inflación que parece no tener fin en Argentina:
- La falta de continuidad en la política económica que, a su vez, aleja a las inversiones extranjeras, provocando la fuga de capitales y divisas o tipos de monedas —en este caso, del dólar. Por eso su escasez.
- Ante la escasez del dólar, en el mercado negro se mueve el “dólar blue”, la divisa ¡cuyo valor suele estar por encima del oficial gabacho! Y esto se a que en los bancos el gobierno puso un candado para que la gente no pueda cambiar pesos por dólares, precisamente porque escasean.
- Los gastos de los gobiernos han sido más altos que la entrada de sus recursos, pese a la política fiscal. Hay un déficit.
- La impresión de más billetes mediante el Banco Central, encareciendo los precios de los bienes y productos.
- La deuda con el FMI y el estado de default que no le da chance a Argentina de conseguir mejores préstamos e intereses porque está endeudado hasta el cuello.
Según Milei, todo esto lo va a revertir… pero pasando por los derechos de la población que más ha tenido que rifarse ante la crisis económica y que perdería lo poco que tiene con los recortes planteados por el nuevo presidente.